El secreto de las obras buenas

“No siempre podemos hacer grandes cosas, pero sí podemos hacer cosas pequeñas con gran amor” Madre Teresa de Calcuta 

Una obra de bondad, por más pequeña que sea, es un acto de amor. Y aunque aparentemente el que recibe es el que gana, al final, es quien lo da el que recibe el doble de bendición. Con el tema del dar y recibir, recordé la “ofrenda lírica” de Tagore. “Iba yo pidiendo de puerta en puerta por el camino de la aldea, cuando tu carro de oro apareció a lo lejos, como un sueño magnífico. Y yo me preguntaba, maravillado, quién sería aquel Rey de reyes. Mis esperanzas volaron hasta el cielo, y pensé que mis días malos se habían acabado. Y me quedé aguardando limosnas espontáneas, tesoros derramados por el polvo. La carroza se paró a mi lado. Me miraste y bajaste sonriendo.

Sentí que la felicidad de la vida me había llegado al fin. Y de pronto Tú me tendiste tu diestra diciéndome: “¿Puedes darme alguna cosa?” ¡Ah, que ocurrencia la de tu realeza! ¡Pedirle a un mendigo! Yo estaba confuso y no sabía qué hacer. Luego saqué despacio de mi saco un grano de trigo y te lo di. Pero que sorpresa la mía cuando, al vaciar por la tarde mi saco en el suelo, encontré un granito de oro en la miseria del montón. ¡Qué amargamente lloré de no haber tenido el corazón de dárteme todo!” ¿Cuántas veces hemos sido ese mendigo sólo esperando recibir y dispuestos a dar sólo un grano? El psicólogo Bayard Galvão decía que las buenas acciones hoy en día causan asombro porque la cultura actual estimula el individualismo. “Las personas son incentivadas a buscar solamente la propia felicidad, de manera que solo se preocupan por ellas mismas. Muchas miran sólo hacia su propio ombligo”.

Esta cultura del “Yo”, nos orilla a estar enfocados en sólo los propios compromisos personales y nos impide estar disponibles para escuchar, acompañar al triste, abrirle la puerta a un anciano, ceder el paso en el banco. No estamos para nadie, porque estamos para nosotros y nuestros intereses, nada más.

¿Qué obras buenas aunque sencillas haces en tu vida diaria? Te comparto algunas ideas…

Enseñar al que no sabe. Y esto aplica también a los que tenemos cerca.

Escuchar a quién necesita desahogarse.

 Perdonar las injurias con amor.

 Visitando y cuidando de un ser querido solo o algún enfermo.

 Privarte de un postre o alguna comida para que otro lo disfrute.

 Dar un poco de tu tiempo a los demás, aconsejando al que lo necesita, consolando al triste, dedicando tiempo y atención con amor.

 Cuando has sabido sonreír cansado o con dolor de cabeza.

Dar de comer y beber a quién lo necesita.

 Mirar a los ojos, abrazar y hacer sentir a alguien amado.

 Ceder en algo que no es tan importante, evitando una discusión.

El Santo Cura de Ars decía que “La caridad no se practica sólo con el dinero. Puedes visitar a un enfermo, hacerle un rato de compañía, prestarle algún servicio, arreglarle la cama, prepararle los remedios, consolarle en sus penas, leerle algún libro piadoso..”. La caridad implica cualquier acto de amor, ya sea pequeño o grande, pero salido del corazón. Si hiciera un recuento de mi vida, ¿Qué pesa más? Acaso pesan más los momentos vacíos o los momentos donde se ha hecho un bien? ¿Cuánta oportunidad de bien he dejado pasar? ¿Cuántas veces al día justifico mi conciencia de porqué no hice tal favor, me dio flojera contestar para estar disponible para alguien o simplemente no hice nada bueno? Recordemos que no sólo estamos mal cuando hacemos cosas malas, sino también cuando dejamos de buscar, de ver y de actuar a favor del bien.

Un acto de amor y de bondad realizado de corazón da mucha alegría y paz al alma, por más pequeña e insignificante que parezca. Recuerda que al final de nuestra vida, seremos recordados por ese bien que hicimos, eso que hizo sentir bien a otros, y ese bien por más pequeño que parezca, trascendió. El secreto de las obras buenas radica en que la gente puede olvidarlo, nosotros podremos olvidarlo, pero Dios lo deja grabado en el libro de nuestra vida, elevando nuestra alma y disponiéndola para hacer cosas mejores.

Marijose César

Mamá, esposa, terapeuta y coach Internacional por la Escuela Internacional de Coaching en España y en New York University, Certificada en Superar pérdidas emocionales por The Grief Recovery Institute. Experta en Comunicación asertiva.