El bebé milagro de Abigail

Innumerables personas veían en ella el icono de la inocencia y el perdón

Abigail Witchalls, de 26 años, volvía a casa con su hijo después de una reunión en la parroquia. Era mediodía en un tranquilo barrio residencial de la campiña al sur de Londres. Un joven destrozado por la droga y la pornografía, quiso agredirla en un atajo. Abigail logró escapar para pedir ayuda pero el agresor tomó la carriola del niño y con un cuchillo en la garganta del bebé la obligó a regresar para defender a su hijo. Al volver, en medio de forcejeos, el joven le asestó una puñalada en la nuca, dejándola ensangrentada y moribunda junto a su hijito.

Los primeros dos médicos la declararon muerta. El tercer doctor (que era su madre) vio en ella signos de vida. Cuando llegó Benoit -esposo de Abigail-, informó conmocionado a los médicos que ella estaba esperando un nuevo hijo. Durante los meses que estuvo en cuidados intensivos, se negó a someterse a tratamiento alguno que pudiera perjudicar a su bebé. En medio del sufrimiento, la primera palabra que salió de su boca fue “happy”. Feliz porque su primogénito Joseph no había sufrido daño en el ataque, feliz porque Dios le había conservado la vida y feliz porque llevaba en su seno a este nuevo hijo que sobrevivió a la brutal agresión. Abigail logró decir por medio de gestos: “Dios está haciendo grandes cosas por mí”. No cabía duda de ello: llegaron innumerables mensajes de apoyo y cartas.

Cientos de personas conmovidas a las afueras de la clínica para apoyarla. Incontables oraciones. La misma prensa británica (desde Sun hasta BBC) se rindió ante el testimonio de fortaleza y fe de esta madre. Innumerables personas veían en ella el icono de la inocencia y el perdón, del amor crucificado. A muchos enfermos que compartían dolores similares, su ejemplo les ayudó a superar su postración. Los periódicos recogían con asombro sus palabras: “I feel so blessed” (me siento tan bendecida). Benoit, en medio del inmenso dolor por lo que sucedió a su esposa, hablaba del agresor con compasión y sin muestras de rencor. El joven drogadicto se quitó la vida pocos días después del ataque y la misma madre de Abigail transmitió su pésame por la trágica muerte del joven declarando: “la verdadera víctima era él, no mi hija”.

El “bebé milagro” de Abigail -como lo bautizó la prensa- nació el 11 de noviembre de 2005. Lo estaban esperando para el 25 de diciembre (como regalo de Navidad) pero se adelantó. No sólo lo esperaban sus padres, sino ya todas las personas que seguían esta historia de cerca en toda Inglaterra. Abigail y Benoit dieron un testimonio del que nuestro mundo está muy necesitado: no de gritos o venganzas, sino de madres heroicas que en medio de la peor desgracia muestran la fortaleza del amor que todo lo puede. El pasado miércoles celebramos el día de la madre y he pensado que son ellas las que sostienen nuestro mundo con su amor y dedicación. ¿Una muestra? Estas palabras de Abigail, con las que quiero cerrar este artículo de hoy: “he sentido gran fuerza y consuelo llevando este hijo durante los últimos meses y es una bendición tan grande y una alegría poder verlo finalmente cara a cara”.

Juan Antonio Ruiz

Sacerdote Legionario de Cristo dedicado a la formación y orientación de la juventud saltillense, maestro en el Instituto Alpes-Cumbres en Saltillo.