Para llegar lejos

El modo automático mata lentamente

 

Me encanta leer y siempre estoy encontrando libros muy agradables y enriquecedores. A veces los elijo yo misma y muchas otras veces los recibo como obsequio. Puedo decir que gran parte de mi lectura me conduce al análisis y la reflexión, sobre todo, a nivel personal.

Como ejemplo de lo anterior se encuentra un libro maravilloso titulado “Ikigai. Los secretos de Japón para un vida larga y feliz”. Sus autores, Héctor García (Kirai) y Francesc Miralles, se dan a la tarea de recopilar las experiencias de vida de las personas más longevas de Japón, solo personas que han vivido más de 100 años. Luego, con un lenguaje sencillo y directo, nos comparten la sabiduría de estas personas en temas como alimentación, deporte, desarrollo personal entre otros factores.

En este último tema, los autores plantean una reflexión sencilla pero muy esclarecedora: una meta bien planteada y retadora nos lleva a crecer. Parece algo muy obvio, pero tiene su arte. De acuerdo con los autores es necesario que nos estemos poniendo nuevas metas constantemente en aras de crecer como personas en lo general, como profesionistas, como deportistas o como lo que queramos. Sin embargo, la meta debe ser establecida con inteligencia ya que si es un objetivo muy sencillo y por debajo de nuestras habilidades, los autores dicen que muy probablemente terminaremos aburridos. En este caso, no hay ningún crecimiento ni beneficio o mejora de ningún tipo.

No obstante, una meta muy difícil de alcanzar o poco realista tampoco conduce al logro de objetivos, porque como son demasiado ambiciosos lo más probable es que abandonemos el esfuerzo tan pronto como nos sea posible.

En este caso, el texto propone trazar una meta que vaya de acuerdo con nuestras habilidades pero ligeramente por encima de estas. Es decir, el cumplimiento de la meta debe costarnos un poco, porque es justo en ese proceso de esforzarnos cuando logramos mejorar y mantener activa nuestra mente, en otras palabras salir del modo automático.

Lo anterior implica que tenemos que conocer muy bien nuestras capacidades y tenemos que ubicar perfectamente la posición desde la cual estamos arrancando. Es decir, si queremos mejorar un aspecto de nuestra condición física, debemos tener los datos precisos que describan nuestra situación actual, nuestro punto de partida.

El siguiente paso, sería plantear una meta cuyo cumplimiento implique un esfuerzo importante, pero que no nos lleve a morir en el intento, para poder llegar al objetivo y crecer en el camino. Y por último, atrevernos a crecer por medio del reto. Implica valor, perseverancia y disciplina, pero nos resultados, seguro serán fabulosos.

¿Y tú, con qué te estás retando?

Clara Villarreal

Consultora de imagen personal, etiqueta empresarial y protocolo Institucional y organizacional.