‘San Juan de la Vaquería’ El vino de casa 2/2

Este Cabernet Sauvignon habla de nosotros de este Valle de Saltillo 

Hoy su pasión es la vid. Es viticultor. Pero jamás se olvida de ser agricultor. Específicamente, el cultivo de hortalizas. Don Gerardo Aguirre Flores (Saltillo, Coahuila, 1955) me cuenta una decena de historias vivas las cuales guarda en su memoria sin volverse polvo ni aire, en este inmenso y bello desierto norteño. Va una. Salió en algún año pretérito la cosecha de papa. La empacó en las famosas arpilleras. Buena papa. Se fue él mismo en pesado camión a entregar pedido para su venta al mercado de abastos de Monterrey. Llegó de media noche. Cualquier papelillo le extendieron con promesa de, apenas vendiéndola, le pagaban. Aceptó con palabra de caballero el cual él tiene por alta y ejemplar. Un día, habló de aquí para allá. Le dijeron el no recordar dicho surtido, pero igual, fuese y verían para pagarle.

Allá va el saltillense. Llegó, le ofrecieron un vaso alto, un litro de lo cual los regiomontanos llaman whisky o ron, da igual. Pero aquello es una mínima medida de licor, mucho hielo y pura agua mineral. Fin. Lo tenía en la mano, cuando lo llevaron a una añosa bodega. Le señalaron una estantería, “mira, allí está tu papa. No se vendió. Ya estaba echada a perder.” No valieron reparos ni aclaraciones. Ni era su papa ni eran sus arpilleras con el sello de su rancho. Nada. Pero, caballeros de aquel lado no había. ¿Cuál fue el pago por semejante e ingente cosecha de papa; por días y semanas de trabajo, esfuerzo, desveladas y claro, dinero invertido? Una deslavada cuba regiomontana. Don Gerardo lo platica sin turbarse, como no dándole tanta importancia al asunto. Ríe de buena gana y brinda con su “San Juan de la Vaquería”, un tinto de la cosecha 2015 el cual y apenas en días, usted ya lo va a poder degustar en cualquier buen restaurante urbano o en la vinatería de su preferencia. El viticultor se muestra orgulloso de su hijo.

Hoy, el pago de paso, de peaje, se lo ha multiplicado el mismo Dios. Viste como hombre rudo, norteño, curtido en el desierto. No hay ostentación en su vestir, pero si una limpieza y dignidad impecables. Usa gafas de poca graduación en sus bifocales y un bigote con lluvia de nieve. Mostacho ni gris ni blanco, casi como su pelo ya en retroceso. Al filo de las horas, suelta una de tantas frases arrancadas a su corazón, las cuales deja caer como si nada y luego retrocede a la sombra de un olivo o higuera: “La uva te expresa el lugar donde nace maestro.” Sin duda, caray. Este Cabernet Sauvignon 2015 habla de nosotros, de este Valle de Saltillo (tan vituperado por los llegados de otras tierras, pero nunca se marchan, aquí se hacen “gente”) al cual los nativos, le amamos con dolor y pasión. El tinto es de cuerpo oscuro y espeso en la vista. Notas de madera, frutos rojos, pimiento morrón y chocolate afloran en la nariz y al escanciarlo. La tarde se hizo noche. La noche se anudó en la palabra y aquella tertulia fue interminable. Se destaparon dos botellas de “San Juan de la Vaquería. El vino de casa.”

La pirotecnia gastronómica de Juan Ramón Cárdenas para el maridaje con el vino de Aguirre Flores, fue la siguiente: de entrada, tacos de lengua y enchiladas de queso-queso. Lomo “Don Artemio” y filete cabrería salpicados con espárragos, papas y cebolla. Adjunto, un molcajete de salsa de habanero con queso panela el cual, en sílabas de don Gerardo, picaba “civilizadamente.” En un libro viejo y perturbador de poemas, “El diván de Abz-Ul-Agrib”, el poeta le canta al bíblico caldo: “Bebo a crédito el vino que ahonda mi descrédito./…/ quien sabe llenar bien su copa no siente jamás el vacío de su existencia…” Una y otra vez llenamos nuestras copas. Mucho por contar queda en el tintero. Vaya usted a su vinatería por su “San Juan de la Vaquería.” La relación precio/calidad es inmejorable. Gloria del olfato y el sabor alto en el paladar, este vino mono varietal es para fortuna nuestra, nativo del Valle de Saltillo.

Jesus R. Cedillo

Escritor y periodista saltillense. Ha publicado en los principales diarios y revistas de México. Ganador de siete premios de periodismo cultural de la UAdeC en diversos géneros periodísticos.