Se siente bien

La bondad nos hace felices, altera el cerebro, es provechosa para el corazón, dilata las arterias, reduce la presión sanguínea, retrasa el envejecimiento y mejora nuestras relaciones

“Cada quien paga lo que puede”, esa es la política. La confianza en cada participante de que lo hará de esa manera es ciega, nadie pregunta o averigua nada. Cada año durante el mes de agosto, un grupo de jóvenes trabaja de sol a sol para montar un campamento en Black Rock City, en el desierto de Nevada. La instalación alberga a 150 personas, cuenta con los servicios indispensables –comida, agua, tiendas de campaña, servicios sanitarios, arte y música– para vivir una de las mejores experiencias de su vida en la ciudad temporal Burning Man.

Lo que mueve a estos jóvenes a donar o a buscar recursos para crear una comunidad que vivirá en condiciones extremas es el gusto de dar, mostrar y reconocer la mejor versión de sí mismos y de compartir ya sea agua, comida, café, cervezas, una clase de algo, una pieza de arte interactivo o música. Cada quien ofrece su talento y servicio para crear un ambiente idóneo de cooperación, en donde el dinero no existe, el apellido se ignora y la profesión o puesto se desconoce por completo. Todos son iguales.

Es un intercambio de autenticidad, aceptación y generosidad en el que se reproduce el mundo ideal que soñamos.

“Se siente bien”, responden los responsables del campamento Mayan Warrior. La frase expresa la sensación de calor en el pecho que resulta de atestiguar o vivir actos de bondad. Esa calidez la produce el corazón, es la manera en que expresa su contento. Es una mezcla de elevación, inspiración y conexión que, además de “sentirse bien”, nos regala salud, armonía y bienestar.

 Cuenta tus actos de bondad

La bondad nos hace felices, altera el cerebro, es provechosa para el corazón, dilata las arterias, reduce la presión sanguínea, retrasa el envejecimiento y mejora nuestras relaciones. La bondad es el mejor antídoto para la depresión. Esos son algunos de los efectos de acuerdo con los estudios publicados en el Journal of Happiness Studies, que –entre ellos– involucró a 119 mujeres japonesas, a quienes se les pidió que advirtieran y contaran sus propios actos de bondad.

El ejercicio tuvo un gran impacto en la vida de las mujeres. Sin embargo, para 30 por ciento de ellas el efecto fue significativo: fueron más felices. Este estudio se publicó en el libro The Five Side-effects of Kindness, de David R. Hamilton. En suma, podríamos decir, que los actos de bondad nos benefician a todos: al que los hace, al que los recibe y al que los atestigua. La bondad es el tejido que sostiene a los humanos que habitamos en el planeta.

Lo que caracteriza a una comunidad unida es precisamente lo que hacen los asistentes a Burning Man: la ayuda mutua, con actos que tienen la intención de beneficiar a otras personas. Esta forma de actuar promueve la producción de la hormona oxitocina en cada uno de ellos. Es la “hormona del amor”, como se le conoce, una gran cardioprotectora, provoca que las células en las paredes de las arterias se relajen. Al relajarse se dilatan y crean una vasodilatación. Esto ocasiona tres cosas: 1) fluye más sangre en venas y arterias–mayor oxigenación a cada célula; 2) hay un mayor flujo sanguíneo al corazón y a otros órganos, y 3) la presión sanguínea se reduce.

Por último, los actos de bondad estimulan la producción de óxido nítrico, “la molécula milagrosa”, que es un gran vasodilatador, que además baja los niveles del colesterol ldl (el malo).

Una vez que tenemos suficiente oxitocina y óxido nítrico en las arterias, no sólo el corazón se convierte en un órgano sano y feliz, sino que, además, “se siente bien”. Y para ello sólo es cuestión de hacer algo por los demás.

Gabriela Vargas

Empresaria, conferencista a nivel nacional e internacional, primera asesora de imagen de México, comunicadora en prensa escrita, radio y televisión, esposa, madre de tres hijos y abuela de ocho nietos.