¿Qué apetece para su última cena? 2/2 | Saltillo360

¿Qué apetece para su última cena? 2/2

Como si la última cena del maestro y discípulos se hubiese desarrollado en un mítico restaurante

 

¿Qué cenó el maestro Jesucristo en el famoso episodio de su “última Cena” junto con sus discípulos, incluyendo al traidor de Judas Iscariote? Nunca lo sabremos. Todo se especula, pero en la realidad, es decir, si tomamos como fuente “histórica” la Biblia y sus Evangelios, el maestro Jesús sólo cenó pan y vino. Así de sencillo. Es lo único que se lee. Y usted y yo lo hemos repasado una y otra vez conforme hemos crecido juntos en materia gastronomía en el devenir de esta columna que gracias a usted, ya es esperada cada domingo. Antes de reiniciar, una gran salvedad: el que más sabe sobre estas cuestiones de religión, Biblia, fe y gastronomía es claro, mi erudito maestro el sacerdote católico, don Juan Manuel Ledesma, de quien usted puede leer su sermón dominical en los interiores de este diario. Es obligado leerlo para saber por dónde transita y a dónde va nuestra fe, todo ello ancilado en la lectura reposada de la Biblia.

Comenzamos. Decíamos la vez anterior que el buen artista, genio realmente, de Leonardo da Vinci, es el autor del más famoso cuadro de la “última cena” de Jesucristo, pintado hacia 1498. Y como buen italiano del siglo XV y apenas los albores del XVI, Leonardo pintó a un maestro Jesucristo bello, pleno, pulcro y con los brazos y manos extendidas, señal de que bendice el pan y el vino. Pero, en su mesa de comida aparecen panes y frutas variadas, copas de agua y vino, pescados a llenar, anguilas marinadas en naranja, en la mesa un gran mantel almidonado y planchado para la ocasión y como corolario, un salero que se adivina metálico. Es decir, como si la última cena del maestro y discípulos se hubiese desarrollado en el mítico restaurante “Don Artemio” de Juan Ramón Cárdenas o en el “Mesón Principal” de don Braulio Cárdenas. En todo caso, no dudo que don Braulio, atento y galán como lo es y ante semejante tertulia, le hubiese mandado un buen cabrito al pastor al gran maestro de Cafarnaúm.

¿Un cabrito en la mesa del señor? Pues sí, es hipotético, como pura ficción es lo que pintó el maestro Da Vinci. Ahora bien, en la primera pintura, la primera imagen que celebra la última cena de Jesús y donde forma parte fundamental la comida, es la “Maestà” de Duccio di Buoninsegna (1308-1311). Aquí hay elementos un tanto, digamos, más “reales” o apegados a la tradición: vasijas, cuchillos, copas con vino, pan, frutas y en el centro, no el cabrito de Braulio Cárdenas, sino… un lechón (más parece un lechón que un cordero pascual). Puf, qué embrollo visual y de lectura. Pero, la única fuente, insisto, es la Biblia, por lo cual tomemos a Mateo (26: 17-29) y éste sólo nos dice: “Y mientras comían, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió y lo dio a sus discípulos… y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio…”

¿Qué libro, qué único libro se llevaría a una isla desierta? ¿Cuáles son los alimentos preferidos para su última cena? Si a usted le quedasen de vida dos horas, ¿qué haría, a quién le llamaría, de quién se despediría, qué comería, cuáles serían sus últimas acciones? Pan y vino, sólo eso al parecer disfrutaron los amigos del maestro Jesús. Dejo para siguiente columna otra perla gastronómica. ¿Sabe usted cómo fue identificado el traidor de Judas esa noche? El glotón e ingrato de Judas le metió mano al plato de salsa ranchera del maestro Jesús… No, no es broma.

Jesus R. Cedillo

Escritor y periodista saltillense. Ha publicado en los principales diarios y revistas de México. Ganador de siete premios de periodismo cultural de la UAdeC en diversos géneros periodísticos.