Descubre la nueva colección otoño/invierno 2018 de Guillermo Jester
El diseñador Guillermo Jester de 27 años es originario de la Ciudad de México. Desde muy pequeño demostró una personalidad creativa y un especial interés por la moda, el cual ha perfeccionado a lo largo de los años desarrollando su característico estilo inspirado en la herencia textil prehispánica. Sus diseños están basados en las siluetas de la indumentaria tradicional indígena, por lo que son genderless y prescinden de cierres y botones; únicamente por medio de cintas y fajillas se ajustan al cuerpo de forma cómoda y natural.
En 2014 participó en México Diseña by ELLE donde fue merecedor de una mención honorífica por “Mejor Diseño Masculino”, y más tarde, en 2017 se convirtió en el segundo finalista de la onceava edición “Maximalismo” de México Diseña.
Su más reciente colección otoño/invierno 2018 rescata la artesanía textil indígena y está inspirada en la tintura natural de la grana cochinilla, conocida como “Rojo Mexicano”, un profundo color que ha sido usado desde la época prehispánica y que a partir la época colonial española, se exportó a todo el mundo llegando a ser empleado en obras maestras de reconocidos artistas como Vincent Van Gogh.
La grana cochinilla es un insecto parásito que crece en un determinado tipo de nopal. El característico pigmento natural que se extrae de ésta ha sido ampliamente utilizado en las artes pictóricas, pero también es un excelente tinte textil que ofrece una amplia gama de posibilidades que van desde rojos vivos, hasta lilas y guinda obscuro.
La versatilidad de la grana cochinilla y las tonalidades que esta ofrece, se ven reflejadas en la innovadora propuesta de color del diseñador, cuyas piezas transmiten ese sentido orgánico y artesanal mexicano, pero de una forma contemporánea y vanguardista.
La mayoría de las prendas de la colección están confeccionadas con telas que fueron creadas por artesanos indígenas chiapanecos de la comunidad de San Andrés Larráinzar, con telar de cintura y de pedal. Algunos diseños textiles como los cuadros tartán fueron de especial complejidad para los artesanos, tomándoles hasta 40 horas de trabajo, convirtiéndose en un proyecto colaborativo de exploración entre el diseñador y los artesanos textiles. Verdaderamente un trabajo que rescata la tradición.