Ojalá tú, que lees estas líneas, seas capaz de abrir un poco el corazón este año y aportar un granito de arena para hacer sonreír a los niños mexicanos
Hace muchos años, la Madre Teresa de Calcuta fue invitada a ofrecer una conferencia en el un congreso para jóvenes en la Ciudad de México. En una cena, la Monja de la Caridad se quejó con sus compañeros de mesa por tanta preocupación manifestada por las ballenas y tortugas, y tan poca por los problemas de la juventud.
Fernando Landeros fue uno de los tantos jóvenes que al escuchar este comentario no quedaron indiferentes. En él surgió la fortísima inquietud de hacer algo por los demás, una inquietud que jamás le dejaría en paz. Eso fue en agosto de 1982, en Acapulco.
Años después, en 1989, Landeros irá a realizar un año de trabajo social en Santiago de Chile. Allí descubrió por vez primera el «Teletón», un maratón televisivo que ayuda a recabar fondos para los más necesitados. Y de él se enamoró. Por fin había encontrado la respuesta a sus ansias de llevar ayuda efectiva a los niños y jóvenes más necesitados.
Rumió durante años el proyecto. Y cuando por fin, en 1994, se lanzó a promoverlo, se encontró con un rotundo rechazo por tres años consecutivos. Fracasó en los escritorios; se frustró en las puertas que tocaba, y que no se abrían; se malogró en el corazón de aquellos que no creyeron inicialmente en el proyecto.
Sin embargo, «Teletón» no era una búsqueda personal de fama o dinero. Si así hubiese sido, al tercer portazo lo hubiese dejado “por la paz”. Tres años de lucha sin frutos desilusionan a cualquiera; más bien, casi a cualquiera, pues Fernando no podía defraudar a cientos de miles de personas que ansiaban la ayuda generosa de los demás. Tenía que llevar a cabo el proyecto. Y, menos mal, en 1997 su plan cuajó definitivamente.
Gracias a su constancia y a la confianza de muchas personas, «Teletón» es hoy una increíble realidad en México. Es un proyecto que ofrece la oportunidad a miles de hombres y mujeres de reunirse en torno a sus valores y de trabajar por una misma causa: la rehabilitación e integración de los niños y jóvenes con discapacidad.
Fernando Landeros es el corazón que sigue latiendo dentro de esa organización. Pero, lejos de centrarla en sus propios méritos, él afirma: «cada Teletón es una prueba de fe, porque es como arrojar una moneda al aire y tener la confianza de que al final Dios y su infinito amor harán que la moneda caiga del lado del amor, de la fe, de la solidaridad».
Madre Teresa dedicó su vida a los más pobres de entre los pobres. Su mensaje y su testimonio movieron -y aún siguen moviendo- a muchos hombres a realizar algo por los demás. Sí, murió sin saber lo que sus sencillas palabras provocaron en el corazón joven y generoso de Fernando. Pero en gran parte gracias a ella, el «Teletón» cuenta con centros de rehabilitación en diversos estados de la República Mexicana y en Estados Unidos. En cada uno de ellos se acoge anualmente a miles de niños con discapacidades motrices o graves deformaciones. Toda una apuesta por el amor, la fe y la solidaridad.
EL AUTOR
Sacerdote Legionario de Cristo dedicado a la formación y orientación de la juventud saltillense, maestro en el Instituto Alpes-Cumbres en Saltillo