Los mejores ayudantes de Santa para entregar los regalos en Navidad son los renos que tiran de su trineo. Según la mitología navideña, 9 renos ayudaban a Santa Claus la noche del 24 de diciembre a a repartir los regalos, tirando de un trineo mágico volador.
Entre ellos se encuentra el famoso Rodolfo, el reno de la nariz roja.
Son mamíferos de gran tamaño y velocidad que siempre resultan interesantes, especialmente en Navidad.
Los renos viven en el norte de Rusia, Groenlandia, Canadá y Alaska.
Hasta el momento se consideraba que los renos europeos y asiáticos y los caribús americanos eran el mismo animal; sin embargo, estudios recientes demuestran que cada uno evolucionó de especies diferentes, aunque sí emparentadas, que vivieron hace 21 000 años.
Solo Santa sabe cómo consentir a los renos, pues son animales difíciles de cuidar y criar en los zoológicos.
Por increíble que parezca, los renos pueden correr desde que nacen. En un lapso de 90 minutos, los bebés renos corren a buen paso; unas horas más tarde ya son capaces de recorrer kilómetros.
El reno es un animal migratorio. Cada año realiza largas migraciones de más de 5.000 km de distancia.
Como si de zapatos se tratara, los renos mudan las patas en las distintas estaciones del año. En verano, se tornan suaves y esponjosas para poder atravesar la tundra; en invierno, se encogen y se ponen tensas, dejando a la vista sus pezuñas, que les permiten avanzar en el hielo y escarbar en busca de alimentos.
El reno es la única especie en la que tanto el macho como la hembra tienen astas, aunque las de los machos son más grandes.
En realidad, los renos no vuelan, pero corren velozmente. Se cree que pueden alcanzar los 80 km/h, especialmente si son perseguidos o sienten la presencia de algún depredador.
Para poder resistir las duras condiciones climáticas de sus hábitats, los renos poseen adaptaciones muy útiles. En vez de tener un pelaje espeso, están cubiertos de vellos huecos que se llenan de aire y mantienen el cuerpo aislado del medio ambiente.
La historia cuenta que la manada de burlaba del joven Rodolfo el reno por su nariz roja que emitía luz, hasta que el día de Navidad se desató una gran tormenta que impedía al trineo de Santa avanzar para repartir los regalos. Entonces, Santa puso a Rodolfo a dirigir el trineo para guiar a los demás renos gracias a la luz de su nariz. Desde entonces se ganó el respeto de la manada y se convirtió en el héroe de la Navidad.