“La calidad de vida de una persona es directamente proporcional a su compromiso con la excelencia y el amor, independientemente de su campo de actividad.” Vince Lombardi
No hace falta decir que nos hemos acomodado en la sociedad del si quiero, pero sin compromiso; Si deseo, pero que no me implique esfuerzo; Lo tomo si me da placer, pero sin hacerme responsable de lo que venga después. Y es que en esta invitación al existencialismo y al vivir sin límites, hemos ido acarreando una serie de decisiones y de consecuencias cómo comunidad que sólo nos llevan a un rompimiento de adentro hacia fuera, desde la propia dignidad humana.
Hoy, la medicina y tecnología nos permite “elegir” el color de ojos de un bebé por tratamiento. La nueva ley propuesta en Nueva York avala el aborto hasta los 9 meses permitiendo un sufrimiento fetal evidente en cada bebé inocente e indefenso y un sufrimiento emocionalmente eterno hacia las madres. Hoy se nos propone evadir cualquier posible sufrimiento, nos invita a no comprometernos con lo incierto, lo inseguro, lo que representa un reto o una lucha, lo que no es apto para nuestro momento, lo que no nos conviene… pero ¿Qué hay detrás de eso si UNA VIDA está de por medio?
Islandia es considerado hoy en día el país con menor índice de síndrome de down y en el cuál existen pocos casos a causa del aborto. En el hospital de ese país, se busca “consolar” a las madres diciéndoles que terminan con una posible vida que podría tener una gran complicación. En qué sociedad nos hemos convertido, que nos hemos querido “limpiar la conciencia” con el “evadimos cualquier sufrimiento” al restarle la oportunidad a un ser vivo de vivir su vida.
Jesús Vidal, primer actor con síndrome de down ganador al mejor actor en los premios GOYA 2019 nos demuestra que todas esas corrientes que hoy nos invitan a no amar más y mejor, no tienen ningún fundamento. Vidal movió no sólo al auditorio sino al mundo entero al decir “Queridos padres: a mi si me gustaría tener un hijo como yo, porque tengo unos padres como vosotros.
Gracias mamá porque me enseñaste a ver la vida con los ojos de la inteligencia y del amor. Gracias padre por luchar tanto por mi, porque eres la persona con más ternura del planeta. Porque con sólo una sonrisa cambiabas y cambias el mundo.”
¿Menos niños con síndrome de down? Hemos de decir, ¡Más padres cómo los padres de Vidal y más como él para demostrarnos lo verdaderamente importante! Beatriz Sánchez tenía razón al decir que el mayor premio de Jesús Vidal no ha sido el Goya sino la vida. Sus padres fueron valientes y hoy tienen los premios del amor y la felicidad. Sus padres pudieron recibir las palabras de ese doctor diciéndoles: ese bebé viene a sufrir, y no ese bebé viene a triunfar, a dejar huella, a transformar sus vidas, a hacerlos mejores seres humanos, a enseñarles el verdadero sentido del amor.
¿Y a qué hemos venido a esta vida? ¿Cuál ha de ser la razón de nuestra existencia? ¿Porqué hemos llegado a pensar que tenemos el poder de decidir quién vive, quién es valioso, quién es suficiente? ¿Porqué le hemos dado cabida a la razón justificando que los hijos que nos exigen aprender a amar más, con una mayor calidad de tiempo, de dedicación, de dulzura, de esfuerzo… no deben de venir?
Hoy en México se debate en el congreso la despenalización del aborto. Es tiempo de levantarnos y hablar de inclusión y defender la vida. No somos nadie, no somos Dios, no tenemos el derecho de decidir si alguien vive o muere, sea cual fuere la circunstancia. Yo, a mis 13 semanas de mi tercer embarazo, pude ver a mi bebé girar, frotarse las manos, danzar y celebrar, el milagro de la vida. Es una vida, desde su concepción hasta su nacimiento.
Maricarmen Lozano sufrió un accidente gravísimo y hoy esta de pie ante todo pronóstico negativo demostrándonos que con amor, la familia, la voluntad y la presencia de Dios, se puede salir adelante.
Elisabetta Gentiloni ha desafiado muchos términos médicos y hoy sigue con vida llenando de amor a sus padres, su familia y a nuestra comunidad.
Marifer Flores, una bebé que ha llegado a enamorarnos con su dulzura, ternura, mirada de ángel, nos demuestra que cada niño viene a inyectarnos dosis de amor puro y que eligió a unos padres fuera de serie.
Cecy de la Peña, fotógrafa exitosa y asesora de imagen, nos enseña que todo está en encontrar cada quién su propia vocación y aferrarse a ella.
Y como ellos, muchos, que han desafiado todo pronóstico médico, no en su nacimiento, en diversas circunstancias. Nadie tenemos una vida garantizada sin retos ni dificultades.
LA AUTORA
Mamá, esposa, terapeuta y coach Internacional por la Escuela Internacional de Coaching en España y en New York University, Certificada en Superar pérdidas emocionales por The Grief Recovery Institute. Experta en Comunicación asertiva.
