Comer es un placer, pero con ciertos alimentos hay ocasiones en las que sencillamente no podemos parar. Puedes culpar a tu cerebro: Estos alimentos liberan mucha dopamina. Chocolate, queso y patatas: poco más que añadir.
Sí, comer es un verdadero placer, y hacerlo bien lo es más. Sin embargo, y a pesar de que degustemos al máximo nuestro paladar, muchas veces nos acabaremos contentando con los productos más al alcance y simples de nuestra despensa. Una pieza de queso fresco, una bolsa de patatas o una onza de chocolate.
¿A qué se debe?
El nutricionista Ashvini Mashru explica desde Malvern, en Pensilvania, que ciertos alimentos hacen que nuestro cuerpo segregue dopamina, lo cual excita a nuestro cerebro. “Debido a que al cerebro le encanta la sensación causada por la liberación de dopamina, busca repetir. Si le hacemos caso podemos provocar ciclos viciosos de adicción”, advierte en un artículo publicado en Reader’s Digest.
Es precisamente este mismo medio el que ha hecho una recopilación de cuáles son los siete alimentos más adictivos de todo el planeta. EFE Agencias.
Chocolate
El chocolate es uno de los alimentos más adictivos porque de hecho su consumo genera la misma sensación que algunas drogas, según un estudio de 2011 de la Universidad de Drexler. Provoca que se produzca oxitocina, otra hormona con la que sentirse bien, al igual que la dopamina.
Carbohidratos
No, en los glúcidos no hay ningún componente que se una a los neurotransmisores del cerebro para segregar ninguna hormona, pero coincidirás en que un paquete de patatas fritas puede resultar terriblemente adictivo.
Los carbohidratos son adictivos porque tienen una gran carga de glucosa que incrementa la energía, explica una nutricionista de Austin a Reader’s Digest. Lo que ocurre es que esta energía se consume rápidamente, por lo que tendrás que seguir comiendo… si quieres seguir manteniéndola, claro.
Refrescos
Mucha concentración de azúcar y cafeína tiene como resultado una fuente que segrega mucha dopamina. Y con la cafeína consigues el doble de energía. Un no parar.
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Helado
El azúcar y la textura cremosa hacen del helado que muchos expertos consideren este mejunje como algo tan adictivo como cualquier droga. Sí, es básciamente crema y leche, pero muy adictiva.
Patatas fritas
Crujientes, calientes, saladas. Las patatas fritas —o a la francesa, como se le conoce fuera de España…— es una triple amenaza que al entrar en contacto con la lengua se envía automáticamente una señal al cerebro para repetir.
Pizza
Un estudio de la Universidad de Michigan que cita Reader’s Digest afi rma que la pizza es probablemente una de las comidas más adictivas del mundo. Quizá sea por la combinación del queso, la masa esponjosa o el azúcar en la salsa de tomate. Pero lo que está claro es que cuando tomas un trozo quieres otro.
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Queso
Probablemente se te haya venido a la cabeza el olor del queso parmesano que ilustra esta parte del artículo. No te preocupes: es normal. El queso tiene una sustancia llamada casomorfina que ayuda al cerebro a sentirse bien cuando se conecta con los neurotransmisores. Liberan dopamina, que es lo que nos vuelve adictos. Neal Barnard, autor de The Cheese Trap, explica a Reader’s Digest que un estadounidense promedio puede consumir hasta 13 kilos más de queso al año con respecto a lo que consumíamos hace un siglo.