Foto: Alejandro Flores
‘El papel de víctima ya no está de moda’
La maquillista, no solo embellece y hace sentir mejor a sus clientas, sino que ofrece cursos de autoestima y maquillaje con la finalidad de ayudar a aquellas que lo necesiten.
¿Puede el maquillaje crecer la autoestima? Según Ismenia Flores, pareciera que se trata de algo superficial, pero “lo importante es que te sientas bien por dentro”. La maquillista recibió al equipo de 360 en su estudio para platicar sobre cómo se ha dado a la tarea de ayudar a cientos de mujeres en la ciudad, quienes han vivido situaciones de violencia. Desde los 16 años, Ismenia comenzó a maquillar a sus amigas, les hacía faciales, les sacaba las cejas… en fin, las embellecía. Luego, trabajó como pinta caritas en fiestas infantiles, y la vocación por la belleza la encaminó al arte.
“Tengo una tía que es estilista, yo veía su trabajo en su salón y me gustó mucho ver cómo las mujeres salían de ahí tan contentas. Ella me apoyó para hacer un curso en San Antonio de maquillaje para novias, pero en realidad lo hice de efectos especiales (risas), eran vísperas de Halloween y aprendí a hacer catrinas, zombies, prótesis, cicatrices, y me encantó. Después vino el curso de novias, seguía trabajando como pinta caritas y me di cuenta que lo mío eran los rostros, y claro, el arte”, contó.
La realidad es que Ismenia se encaminó en el mundo del arte cuando de niña pintó un graffiti en su colegio, y sus papás en lugar de castigarla o reprimirle su gusto por los colores, decidieron que debía explotar su talento. Así, no le bastó estudiar arte desde los ocho años, compartió clases de pintura con adultos y eso le dio valor curricular, luego se fue por la publicidad, y se especializó en diseño gráfico. “En las mañanas estudiaba mi licenciatura y una tía me pagó la escuela de artes plásticas para que fuera por las tardes a cambio de arreglar su hogar, una casa rústica en la que pinté algunos toros en las paredes, flores en las ventanas…”.
Después de la tormenta, viene la calma
Más tarde, Ismenia pasó por una etapa muy dura en su vida, su divorcio. La maquillista se sinceró y confesó que sufrió de infidelidad así como de violencia física y psicológica. “Cuando me di cuenta que mi matrimonio no estaba funcionando me fui a estudiar cosmiatría”, por lo que ahora ofrece servicio de maquillaje y spa. Pero ayudar a otras mujeres se convirtió en su mayor pasión. “A raíz de mi divorcio entré a un grupo de la iglesia para divorciados, ya había buscado ayuda por todos lados, y fui a dar con ese grupo de autoayuda, así que cuando escuché el testimonio de los demás supe que había empatía y que me entendían”.
Pronto, la maquillista se dio cuenta que “el papel de víctima ya no está de moda, hay que salir adelante. En ese tiempo comencé a maquillarme diario, yo nunca me había arreglado tanto, y me di cuenta que cuando me arreglaba me sentía mejor. Comencé a ir al gimnasio más seguido, a comer mejor, vi que sí se podía”. Luego, estuvo consciente de que sus clientas le contaban cosas, que “obviamente aquí se quedan”. Cosas sobre la presión que tienen en su día a día, “hasta llegaban encorvadas y salían derechitas, felices, y comencé a dar cursos de autoestima, lancé un proyecto en el DIF para mujeres con discapacidad, cuando finalizó vi que tuvo mucho éxito”.
¡Manos a la obra!
Después de los cursos, Ismenia formó un grupo privado de mujeres de escasos recursos que no pueden pagar un curso de automaquillaje. Y eso continúa hasta la fecha: “les enseño un método que se llama Inside, que te ayuda a resaltar tus cualidades, por ejemplo una de las chicas sabe bordar y se puso a hacer bufandas y tocamos puertas para que pudiera vender, cada quien explota lo que le gusta hacer, les digo ‘lo único dramático que debe haber en tu vida son las pestañas’ (risas), las hago divertirse porque vienen muchas mujeres buscando ayuda para sentirse mejor, y lo hago por medio del maquillaje, no soy psicóloga ni mucho menos, pero lo que yo recibo me gusta compartirlo”.
Para enriquecer su trabajo, la maquillista se informa y toma cursos de lo que sea necesario “para poder ponerme en el lugar de otras mujeres, estoy muy enfocada en saber que están bien”. En ese sentido, los cursos que ofrece pueden ser particulares o en grupo, y “todo es anónimo. Verlas contentas es mi mayor satisfacción, que ellas estén enfocadas hacia donde las estoy dirigiendo, vienen conmigo y no saben ni qué darme, me dan regalos y piensan que están aprendiendo de mí, pero es al revés, me dan la parte más padre que es el agradecimiento.
“Hace un mes vino una persona que tenía depresión, me pidió que el curso fuera privado, tuvo una relación muy larga de noviazgo, llegó con un semblante muy triste y salió muy contenta, muy agradecida, me dijo que era la mejor inversión que había hecho en toda su vida, que se había conocido mejor”. Pero la cosa no se queda ahí, sino que Ismenia tiene contacto posterior con las mujeres. “Es un curso que dura tres horas, pero es un trabajo diario, yo quiero que le saquen provecho y que si ya invirtieron en productos ya sea de baja o alta gama, los utilicen, así que estoy al pendiente de ellas, les recomiendo qué colores les quedan, que no deben de usar, las tendencias, entre muchas otras cosas”.
Tips para sentirte mejor:
En la mañana agradecer a Dios, al universo, a quien tú quieras, pero siempre hay que agradecer.
Se recomiendan 11 minutos diarios de meditación.
Hacer ejercicio para liberar endorfinas, mínimo 40 minutos de ejercicio.
Alimentarse sanamente.
Rodearse de personas que te nutran. Juntarte con personas que te motiven.
Tomar el sol por unos minutos.
Leer, seguir a personas que generen contenido de calidad.
Tips básicos de maquillaje:
Contar siempre con una base de acuerdo a su estación de piel o un polvo translúcido que no se usa después de los 40 años (porque marca más las arugas).
Un buen gloss para el día y un labial rojo para la noche (tendencia).
La ceja bien definida.
Enchinar pestañas y aplicar rímel.
Rutina para el cuidado de la piel:
Depende de lo que tu dermatólogo o cosmetólogo te recomiende.
Las latinas tendemos a ser de piel mixta, la mejor crema antiarrugas es tu filtro o tu protector solar, es lo mejor, porque los radicales libres como los rayos ultravioletas son los que hacen mayor foto envejecimiento.
Una buena alimentación.
Tomar vitaminas.
De noche usar una buena crema hidratante que de activos tenga ácido hialurónico o retinol, células madres, que hidrate mucho.
Desmaquillarse diario.
Hacerse un facial o una limpieza profunda una vez al mes.