A la película de Frozen le tengo un cariño muy especial, es de esos largometrajes que te traen bonitos recuerdos, que puedes ver miles de veces y vuelves a disfrutar como si fuera la primera vez. Fue el 19 de diciembre del 2013 su estreno, un parteaguas para el mundo de Disney y de muchas generaciones también, un fenómeno que hacía tiempo no veíamos y que sin duda arrasó.
Fue un filme que hizo historia y nos regaló grandes momentos y hermosas sonrisas, especialmente a todas las pequeñitas enamoradas de Ana y Elsa que cantaban con gran sentimiento la emblemática canción; “Libre soy” Y después de 6 años y un cortometraje en el 2015 vuelve a la pantalla grande, a recordarnos que las segundas partes también tienen su magia, encanto y pueden ser buenas.
Querido lector, si tienes niños, de seguro ya fuiste al cine y te sorprendiste de lo que viste, si no, no te preocupes, no te voy a “spoilear”, solo te diré él porque no debes perdértela.
Frozen II batió record, ha conseguido la mayor recaudación de millones de dólares por un filme de animación, eso habla de las grandes expectativas que todos teníamos y del excelente sabor de boca que nos dejó.
Frozen II no nos defrauda, conocemos a los personajes y les tenemos cariño, pero desde mi punto de vista muy personal, no existe un momento cumbre como la transformación de Elsa en la primera saga.
Y aunque la trama suele ser parecida a la anterior, hay diferencias realmente importantes; el espectáculo visual es increíble, el manejo de los elementos de la naturaleza, el vestuario de los personajes, su cabello y la bonita combinación de colores es realmente inaudita, pues la historia tiene lugar en el otoño y transmite mucha calidez.
La música contagia más no enamora a los niños y probablemente ninguna de las muchas canciones se convertirá en un boom, pues faltó ese tono tan peculiar e inolvidable de ¿Y si hacemos un muñeco?, pues las canciones hacen referencia al rock de los 80´s, al estilo “Bohemian Rhapsody” de Queen.
La historia tiene un gran mensaje, es lo que la sostiene, lo que la hace brillar y la razón para que sea del agrado del público; es la hermandad.
Plasma de una manera increíble la gran relación entre hermanas; que esto no quiere decir que sea perfecta; el amor, el cariño, el respeto, la lealtad, la admiración que se tienen sin importar las diferencias, la personalidad, ni el rol que tiene cada una, (reina y princesa) saben desprenderse de lo que duele, el compartir, el ceder y evitar competir.
Se aclaran dudas, existe humor por parte de Olaf, amor de muchas formas y madurez de los personajes principales.
El cliché de la princesas de Disney poco a poco ha cambiado, ahora son tan reales como uno, valientes; pero con miedos, independientes; pero trabajan en equipo, felices; pero no perfectas y eso es digno de admirarse.
Así que sin duda Frozen II es una bonita, entrañable y sorpresiva experiencia que debemos disfrutar con la familia.