Te has preguntado: ¿a qué viniste a este mundo? Es un milagro que hoy estés aquí. Debieron pasar muchas cosas para que tus padres se encontraran y te dieran la vida.
¿A qué viniste? A ser feliz, ¿no?
Los seres humanos estamos en una constante búsqueda de ese sentimiento, anhelamos entenderla, tocarla y hacerla nuestra. Queremos una definición exacta de la palabra y demostrarle al mundo que la alcanzamos y la disfrutamos.
La pregunta del millón: ¿se puede ser feliz siempre?
“La felicidad no tiene contrapuesto porque nunca se pierde. Puede estar oscurecida, pero nunca se va porque tú eres felicidad. La felicidad es tu esencia, tu estado natural y, por ello, cuando algo se interpone, la oscurece y sufres por miedo a perderla. Te sientes mal, porque ansias aquello que eres. Es el apego a las cosas que crees que te proporcionan felicidad lo que te hace sufrir.”
Anthony de Mello dice: “No has de apegarte a ninguna cosa o persona, porque ese apego es miedo y el miedo es un impedimento para amar y ser feliz.”
Cuando las personas viven con miedo es inevitable experimentar la felicidad de forma natural. Son los miedos los que atan, los que ciegan y quitan la dicha de sentir la plenitud.
Te has preguntado ¿A qué le tienes tanto miedo?
“Todo miedo es un impedimento para que el amor surja. Y el miedo no es algo innato, sino aprendido, es provocado por lo no existente.
Tienes miedo porque te sientes amenazado por algo que ha registrado la memoria. Todo hecho que has vivido con angustia, por ideas, queda registrado en ti y sale como alarma en cada situación que te lo recuerda.
No es la nueva situación la que te llena de inseguridad, sino el recuerdo de otras situaciones que te contaron o que has vivido anteriormente con una angustia que no has sabido resolver.
Si despiertas a esto y puedes observarlo claramente, recordando su origen, el miedo no se volverá a producir, porque se eliminará el recuerdo.”
Sin tantas nubes grises, se verá un cielo más despejado, entenderás con más claridad que la felicidad siempre te pertenece y es tuya.
Por eso los bebés y los niños que son criados en un ambiente sano siempre están felices, porque aún no desarrollan miedos.
Entonces, antes de buscar muchas formas para aumentar las dosis de felicidad podemos trabajar con aquello que nos da temor y nos angustia.
Recordemos que entre menos esperamos, menos nos frustramos. A mayores expectativas, mayores desilusiones.
Hoy agradece que estás vivo y si volteas a tu alrededor sobrarán motivos para dar gracias y sentirte feliz por ello.