Si me leíste el domingo anterior, quiere decir que estás en vías de ya no ser un estoico de la NFL. Muy bien, seguimos con la segunda entrega de una serie de cuatro para ayudarte a convivir con pareja, amistades o compadres que no conciben esta época del año sin estar pegados a la televisión viendo los partidos.
2:05 p.m. Cleveland Browns en Kansas City Chiefs
Los Cafés tienen más detalles en el logotipo de su casco que oportunidades de ganar. Lo siento por el único seguidor de este equipo fuera de Ohio: mi amigo de Cuatrociénegas, el Prieto. Todo el razonamiento lógico, tendencias, estadísticas, historial, la astrología y el pulpo Paul indican la imposibilidad de una sorpresa ante los campeones.
5:40 p.m. Tampa Bay Bucaneers en New Orleans Saints: ¿Tom Brady contra Drew Brees? Mmmm.
Esos dos juntos suman más de 85 años de edad y hoy juegan por la supervivencia de sus equipos. Perspectiva: de los ocho entrenadores que llegaron a este fin de semana de eliminación, tres son menores a ellos. No diría que son como Dorian Gray o un tipo de Benjamin Buttom, y omitiré, por supuesto, la analogía esa de los buenos vinos. Solo te diré que, toda proporción guardada, son el Chabelo de la NFL.
Pero para ti que no eres un fanático del fútbol americano, te daré el micro-análisis que te haga quedar como todo un experto en la chachará de hoy domingo, en cuanto a mercadotecnia y deporte.
Hoy por la tarde-noche, en horario estelar, olvídate de los molletes y el chocolate caliente, es tiempo de observar la forma en que las televisoras te presentan un duelo inexistente. ¿Cómo es eso? Pues pasa que en la mayor parte de los deportes pisan la cancha de forma simultánea Roger Federer y Rafa Nadal, o suben al cuadrilátero al Canelo con su sparring, o en algún momento del partido le picha el mejor lanzador al bateador designado. Acá no sucede igual: jamás verás al mismo tiempo a Tom Brady y Drew Brees sobre el emparrillado. Pero diviértete viendo en cada corte comercial la súper producción de tipo boxística que nos presenta a dos tipos de cuidado que, en realidad, no tienen forma de medirse frente a frente. De ahí se desprende el análisis deportivo:
La estéril discusión de quién es quién en la posición más importante de este deporte cede al razonamiento de contra qué se va a enfrentar dicho jugador. Y los gélidos números dicen así: la fortaleza ofensiva de los Santos, la carrera, va en contra de la fortaleza defensiva de Bucaneros, que es combatir eso mismo; y en el lado de enfrente, la debilidad ofensiva de Tampa Bay se mide directo con la fortaleza defensiva de Nueva Orleans, que también son las corridas. (Por favor, léase “corridas” en el contexto de NFL, no de película subida de tono).
Seguimos analizando este partido, y para eso nos acogemos a la sabiduría popular desde el deporte: es más fácil destruir que construir. Y como lo venimos repitiendo en esta columna a través de los años, a partir de enero el juego terrestre y las defensivas marcan la pauta de la estrategia. Entonces, la lógica destructiva dice que entre dos fortalezas, saldrá airosa aquella cuya misión es impedir. En este caso, es la defensiva terrestre de Tampa Bay.
Luego, ante la imposibilidad de establecer las condiciones del partido desde las trincheras que facilitan el juego por tierra, ambos equipos tendrán que recurrir a la magia de sus ancestrales líderes para resolver el encuentro por la vía de los pases. Ese es el sueño dorado.
En el papel, ante las estadísticas que en pocas ocasiones se analizan sin apasionamientos, este partido es el más parejo entre todos los que se han efectuado en la fase de eliminación, o playoffs, para llamarle como debe ser. Siempre están latentes situaciones impredecibles, como las de los primeros minutos del choque de la semana pasada en el mismo horario. Pero, de no existir los errores que carguen el partido de un solo lado, prepárate para ver una épica batalla con dos de los mejores y más disciplinados deportistas (dentro y fuera de la cancha) de nuestra época.
Un cártel con Armillita y Manolete, un concierto de Queen con AC/DC, una antología de Rulfo y el Gabo… un playoff con Brady y con Brees. Así de grande es este juego.