Cada cabeza es un mundo, cada uno de nosotros vivimos de distintas maneras, aun siendo de la misma familia; o si somos amigos, conocidos, vecinos o parte de una comunidad.
Recuerdo cuando era pequeña y me invitaban a comer a casa de una amiga. Me emocionaba mucho ir a jugar; pero también la experiencia de ir a conocer otro estilo de vida, con otras costumbres, tradiciones y muchas formas de vivir.
Desde lo más sencillo: su manera de saludar, compartir la mesa, el orden y el funcionamiento del hogar. Sigo teniendo la misma curiosidad. ¿Cómo viven los demás? ¿Qué hacen distinto? ¿Cómo son sus roles? ¿Qué les funciona? ¿Qué puedo aprender de ellos?
Es por eso que, al momento de encontrar este documental, me pareció importante compartirlo con todos ustedes, mis queridos lectores.
“Minimalismo: Las cosas importantes”, un documental de Netflix que difunde y enseña un estilo de vida donde la filosofía y la base de todo se resume a “menos es más.”
Menos cosas, menos desorden, menos deudas, menos estrés, menos frustración; pero con más tiempo, más relaciones gratificantes, más crecimiento, más cooperación, más amor, más conocimiento.
Una buena opción para detenernos, reflexionar, adaptar y posiblemente cambiar.
Más allá de querer transformar por completo nuestra forma de vivir o volvernos parte de este movimiento al querer ser minimalistas, este documental nos abre los ojos al consumismo extremo que hoy en día estamos viviendo.
Al darle más importancia a los objetos y centrar toda nuestra atención en las cosas materiales.
Al poner toda nuestra energía en comprar, obtener, comparar, ganar.
Estamos siendo rebasados por la mercadotecnia, por el estatus y por alcanzar cierta posición económica. “Cuando tenga la casa de mis sueños, seré muy feliz”, “cuando tenga el coche de esta marca, seré muy feliz”, “cuando logre ganar miles de pesos, seré muy feliz”.
Esperamos, esperamos y postergamos la felicidad para cuando tengamos. Olvidamos que no necesitamos de mucho ni de todas esas cosas que guardamos en nuestra casa para serlo, porque la verdadera felicidad no está en los objetos, sino en la capacidad que tenemos para disfrutar, saborear y pasar tiempo de calidad con los nuestros, con lo que nos aporta conocimientos y experiencias, con lo que formamos los recuerdos y las vivencias.
Sin transformar nuestra vida al cien por ciento podemos ir optando por eliminar aquellos objetos que no necesitamos, que acumulamos por años y ya no utilizamos.
Y que pensemos dos veces antes de darle clic al carrito de compra; porque la mayoría de las veces los hijos no necesitan más juguetes, nosotros no necesitamos más ropa, ni otro dispositivo electrónico que nos aparte de lo que verdad importa.
Recuerda que hay muchas formas de ver y vivir la vida; aprende de ellas y quédate donde encuentres una verdadera satisfacción.