La película “La Sirenita” es un clásico de Disney, una de las princesas más queridas por todas las generaciones que disfrutaron su grandiosa historia de amor.
Después de 34 años, Disney vuelve a ilusionarnos y nos trae de vuelta la magia y todos los secretos que suceden bajo el mar. Sin embargo, desde hace más de un año, comenzó la polémica en todos los medios de comunicación y redes sociales debido al casting de los actores que representan a tan adorados personajes; críticas y gran desilusión al ver el poco parecido que muestra Halle Bailey a la protagonista de la historia, Ariel.
No obstante, la compañía de entretenimiento más grande apostó por el cambio y le dio la oportunidad a la actriz estadounidense. Actualmente, la diversidad racial es un tema muy importante para la industria cinematográfica, pues hemos visto que producciones de Netflix y Amazon Prime también han tenido mucha apertura a incluir personajes de distintas nacionalidades, orígenes y color, ya que tiempo atrás no veíamos otras propuestas pues el prototipo de personajes principales, y más el de una princesa, estaba muy establecido.
La Sirenita en su versión Live Action nos presenta la historia que ya conocemos; sin embargo, hay ciertos cambios que nos hacen recordar que no todo puede permanecer de la misma manera y que es necesario renovarnos y adaptarnos al mundo moderno. Así como lo vemos en la personalidad de Ariel, una chica más decidida, menos ingenua y con el carácter más fuerte, enseñándole al príncipe Eric que tiene mucho que aportar. Lo mismo sucede con Eric: tiene mucha más participación y lo muestran como un chico aventurero, fuerte y con la visión de querer lo mejor para su gente.
El Rey Tritón sigue conservando la dureza que lo caracteriza. Un padre con normas estrictas y reglas establecidas, que al final comprende que cada uno tiene que perseguir sus sueños y anhelos, aunque eso implique riesgos y equivocaciones, algo que sirve de mucho para abrir un diálogo entre padres e hijos. La duración del filme es de 2 horas con 15 minutos, un poco larga para los pequeños de la casa y, a mi parecer, carece de color y se torna oscura en la mayoría de las escenas. Eso hace que visualmente sea un poco cansada. Creo que se podría explotar de mejor manera el océano y las criaturas marinas.
Las risas y el lado divertido de la trama se las llevan Sebastián, el cangrejo, y Scuttle, el ave marina, pues tristemente el famoso Flounder no destaca y su papel de mejor amigo queda un poco en el olvido, le falta chispa y ternura.
Una bonita película para todo aquel que no intente compararla con la versión
animada y esté dispuesto a escuchar otras canciones y modificaciones en la letra de las ya famosas melodías. Creo que parte del propósito de Disney es humanizar a sus icónicos personajes y eliminar ciertas escenas y comentarios que ya no resuenan con la época en la que vivimos y, claramente, por ese lado lo consiguen; pero en lo particular, sí esperaba un poco más de magia, brillo, conexión y diversión.