SOLO PARA CARNÍVOROS | Saltillo360

SOLO PARA CARNÍVOROS

Solo para carnívoros.

¿Qué nos identifica y nos da pertenencia a una tierra?, es decir, lo que conocemos como nuestra patria. Patria, término candente que nos da identidad y pertenencia. No una denominación llana y huera como Estado, nación o país. No. Patria, el lugar de nuestros padres. Donde nacieron nuestros padres, donde nacimos nosotros, donde nacerán nuestros hijos. No es poca cosa, señor lector. Y hay dos ejemplos, de decenas de ellos disponibles, en los cuales me detengo hoy para ofrecerle a usted el patrón de lo que debe ser una buena carne asada (un asado, dicen los argentinos).  

En el poema “La patria” de Julio Cortázar, ese Julio, a quien todos quieren y leen, al hacer un panegírico amoroso y doliente de Argentina, en sus 64 versos libres, no duda en escupir lo mismo halagos que vituperios. Define a su patria, la Argentina, como una tierra “sobre los ojos” a la cual ama y donde esta se quema a “fuego lento”, donde el que “come los asados”, “te tira los huesos…” Ojo, el asado no es un mero platillo para comer en la tarde o en la noche. Como en la Biblia, el alimento se convierte en metanoia (transformación), deja de ser comida/fruto, para convertirse en símbolo, rito y, no pocas veces, en un platillo que da identidad. El asado, para Julio Cortázar, es el símbolo de todo un país: la Argentina. Y, caramba, cómo no lo va a ser si tienen algunas de las mejores vacas que se pueden dorar, y el asado es parte de su historia, vida y tradición. 

Dos: cuando Charles Darwin llegó al continente americano en 1832 a investigar y documentar sus teorías de la evolución, en carta enviada a su hermana le cuenta: “Me he convertido en todo un gaucho, tomo mi mate y fumo mi cigarro y después me acuesto cómodo, con los cielos como toldo, como si estuviera en una cama de pluma. Es una vida tan sana, todo el día encima del caballo, comiendo nada más que carne y durmiendo en medio de un viento fresco…” 

Asado para los argentinos, carne asada para nosotros los norteños. La carne asada, una buena parrillada, nos da identidad y pertenencia, y no solo es un mero platillo cotidiano o de fin de semana. Lo anterior viene a cuento porque en el feudo de don Alejandro Valdés, el restaurante Cántaros, este y su equipo de trabajo tienen una promoción de escándalo. Usted puede armar su parrillada con base en cuatro platillos principales a escoger: top sirloin de 200 g, arrachera de 200 g, Rib eye prime de 300 g, o bien tacos de carne asada (tres piezas bien surtidas). 

De ‘grapa’, es decir, gratis, don Alejandro se ha volado la barda con su generosidad, usted puede elegir tres curaciones de un abanico de 11 posibles: esquites preparados, queso panela asado, papa al horno, cebolla asada, salchicha asada, guacamole, queso fundido, quesadillas (2), frijoles a la charra o bien una enchilada al gusto. Un manjar solo para carnívoros.

Si usted tiene alguna duda, pida la ayuda de la columna vertebral en Cántaros, con gusto lo atenderán don Pablo Lira, a Araceli Rodríguez y Ericka López (lo que tienen de guapas, lo tienen de atentas y serviciales) o bien al cajero/gerente Osvaldo Martínez Oviedo, quien la mayor parte del tiempo anda mejor vestido que uno como cliente, puf. Deje usted lo que esté haciendo y váyase a disfrutar la parrillada a Cántaros, la relación precio/calidad es inmejorable. 

Jesus R. Cedillo

Escritor y periodista saltillense. Ha publicado en los principales diarios y revistas de México. Ganador de siete premios de periodismo cultural de la UAdeC en diversos géneros periodísticos.