El vino está entrelazado con la historia de la humanidad. Siempre ha jugado un papel en nuestros eventos históricos y es interesante ver los alcances que este tiene en momentos cruciales de nuestra civilización. En este caso, iremos a la Rusia Imperial, con el último zar, Nicolás II, durante la Primera Guerra Mundial.
En el año 1914, el zar prohibió el consumo de alcohol. Tomó esta decisión ya que consideraba al alcohol como un distractor para los soldados y trabajadores en fábricas de armamento, que los desviaba de su principal tarea, defender el Imperio. Esta medida, como era de esperarse, no tuvo éxito, pues los rusos destilaron su propio vodka de manera ilegal y el gobierno dejó de recibir los ingresos sobre impuestos de estas bebidas. Una medida contraproducente. Como sucede en la política actual, estas reglas aplicaban a todos menos al que las impone, y Nicolás II y la familia real estaban exentos de dichas reglas, y mandaban traer de todas partes del mundo diversos vinos y licores para su consumo.
Durante la Gran Guerra, había submarinos alemanes destinados a evitar que llegaran víveres desde Europa hacia Rusia, por lo que varios cargamentos con pedidos del imperio fueron hundidos. Entre los países de Suecia y Finlandia fue donde más se destruyeron barcos y, por años, empresas se dedicaron a la búsqueda de tesoros perdidos en esas aguas.
En 1916, dicho zar encargó una caja de champaña de la casa Charles Heidsieck, pero el cargamento nunca vio su destino. En 1997, se encontraron alrededor de 2000 botellas hundidas, cuyo precio de venta osciló entre los 5,000 y 10,000 USD. Una singular botella fue subastada en $275,000 por su excelente conservación, origen y valor histórico.
En 1999, a 77 metros de profundidad, se encontró otro cargamento dirigido a la familia real rusa. Este contaba con un cargamento de 50 cajas de coñac y 15 cajas de licores de las marcas “De Haartman & Co” y “Benedictine”, ambas propiedad actualmente de Bacardi.
Las botellas fueron subastadas por la casa Christie’s con valor alcanzado entre los 32,900 y 49,000 USD. Una vez más nos topamos con el precio de la historia reflejada en el vino. La importancia de las botellas desde su casa de origen y calidad de alta gama, su trayectoria, la época en que se compraron, su cliente final y el permanecer conservadas por casi un siglo en el fondo del mar las hacen tener un valor único, y por lo tanto, para suerte de los dueños y las casas de subastas, altamente preciadas por coleccionistas.
Este último cargamento en particular tiene una historia interesante, pues fue solicitado en 1916 pero por inclemencias climáticas el barco pudo salir de Francia hasta mayo de 1917. Si el cargamento hubiera podido llegar a San Petersburgo, es poco probable que el zar y su corte hubieran podido disfrutarlo, ya que en marzo de 1917 la Revolución rusa forzó al zar a renunciar al trono y un año después toda la familia real fue ejecutada por los bolcheviques.
Así fue como, por justicia divina, a la familia real le tocó seguir la ley seca a la que ellos hacían caso omiso, pues se quedaron sin reservas de alcohol y los nuevos cargamentos nunca llegaron. Tal vez la historia hubiera sido distinta si el zar nunca hubiera prohibido el alcohol, pues puede ser que el descontento hubiera sido menor y la dinastía hubiera continuado. Tal vez se hubieran rebelado antes. O puede ser que la prohibición no tuvo nada que ver con lo que sucedió en Rusia en esa época. Decisiones que nunca sabremos qué tanto afectaron la historia de la humanidad.
RECOMENDACIÓN DEL MES:
Velero de Juguette
PRECIO: 500 MXN
PUNTOS DE VENTA:
-Vinoteca
-HEB
-juguette.com (en línea)
-Mercado de vinos (en línea)