Juntas somos imparables: apoyémonos entre nosotras para crear el futuro que anhelamos.
Las elecciones en México serán recordadas como un hito en la historia política del país. Claudia Sheinbaum, una científica y política de larga trayectoria, se convirtió en la primera mujer en asumir la presidencia de nuestra nación. Este logro no solo representa un triunfo personal para Sheinbaum, sino también un avance significativo en la lucha por la igualdad de género en la política mexicana.
La historia de la participación de las mujeres en la política mexicana está marcada por una lucha constante y persistente. A lo largo del siglo XX, las mujeres enfrentaron numerosas barreras legales, sociales y culturales para acceder a espacios de poder. Fue hasta 1953 cuando se les otorgó el derecho al voto, un logro que fue producto de años de activismo y resistencia.
Desde entonces, las mujeres han continuado luchando por la representación política, enfrentando obstáculos que van desde la discriminación abierta hasta la violencia política. Sin embargo, cada desafío superado ha fortalecido la determinación de muchas para seguir adelante. La década de los noventa y principios del siglo XXI vieron un aumento en la participación de las mujeres en cargos de elección popular, impulsado por reformas legales y la implementación de cuotas de género.
La victoria de Claudia Sheinbaum es un reflejo de este arduo camino recorrido. Como científica y política, ha demostrado una profunda comprensión de los problemas sociales y ambientales que enfrenta México. Ha prometido un gobierno inclusivo, transparente y comprometido con la justicia social y ambiental. Su victoria es un claro mensaje de que las mujeres no solo pueden participar en la política, sino también liderar y transformar.
Para las mujeres de México, tener a Claudia como presidenta es motivo de gran orgullo. Es un símbolo de que el techo de cristal se puede romper y que las mujeres tenemos un lugar legítimo en los más altos niveles de toma de decisiones. Este logro, sin embargo, también nos impone una responsabilidad: la de apoyarla desde nuestras trincheras.
También significa estar atentas y activas en la vida política del país, exigir transparencia y rendición de cuentas, y participar en los procesos democráticos. Desde nuestras posiciones, ya sea en el hogar, en el trabajo, en la comunidad o en cualquier ámbito de la sociedad, podemos contribuir al éxito de su gobierno y al progreso de México.
Independientemente de si votamos o no por Claudia Sheinbaum, la realidad es que la elección ya quedó en el pasado. Ahora, el presente y el futuro nos llaman a reconocer que ella será quien gobierne México y necesitará todo el apoyo de las mujeres. Este es un momento crucial para unirnos y fortalecer su liderazgo, asegurando que su administración sea un reflejo de nuestros valores y aspiraciones. Desde nuestras diversas posiciones, podemos contribuir activamente a su éxito y al progreso de nuestro país, demostrando así la fuerza y la solidaridad de las mujeres mexicanas.
Mujeres de México: dejemos a un lado los tintes políticos y los colores partidistas. Hoy celebramos juntas: por primera vez, una mujer mexicana asumirá la presidencia. ¡Si una llega, llegamos todas!.
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