![Albóndigas de saltillo.](https://d2m1kqghccc19k.cloudfront.net/wp-content/uploads/2025/01/Cedillo-1-800x600.jpg)
Lo siguiente es cierto y extraño. Andaba en Monterrey, en cualquier colonia de su enorme mancha urbana; la verdad, no supe cuál era. Acompañé a un amigo a un trámite, el cual él tenía que hacer. Le dije que mientras él cumplía, su servidor deambularía por allí, sin orden, ni concierto. Desemboqué en una pequeña biblioteca de barrio. Anduve oteando aquí y allá. Quisieron los hados de los libros lo siguiente:
Un libro de regular tamaño y de pastas oscuras me llamó la atención. El título a saber: “Cocina mexicana” para una editorial española, según yo, la extinta Everest; no obstante que en su momento fue de las más prestigiosas y muy apreciados sus libros. Los autores de dicho recetario son Elviro Martínez y José A. Fidalgo. Empecé a hojear y a leer a trompicones dicho material. El libro, insisto, fue editado en España en 1991. Su introducción inmediatamente llamó mi atención por lo bien planteado de sus argumentos. Los autores sabían de lo que estaban hablando.
Me fui rápidamente a la bibliografía y pues, caray, qué diera su servidor por tener dichos materiales en la mano. Verdaderas joyas de libros, los cuales son inconseguibles hoy en día. El punto es el siguiente: hojeándolo al azar, porque mi amigo terminaría rápido su trámite, me topé con la siguiente receta: “Albóndigas de saltillo”. ¡Así, tal cual! Con “s” minúscula, no mayúscula. Pedí rápidamente a la bibliotecaria, una viejecita encorvada y amable, que si podía sacar una copia de dicha receta. Me dijo que sí, pero la papelería más cercana estaba un tanto lejana. Le dije que no había problema. Me dio las señales y fui rápidamente a sacar las fotocopias.
La siguiente es parte de dicha receta que, repito, está en un recetario español de dos buenos investigadores, para editorial Everest, libro de 1991. Un verdadero descubrimiento para mí. Los ingredientes para dichas albóndigas, que llevan el nombre de nuestra ciudad por delante, son: carne de aguayón molida, lomo de puerco molido, cebolla, ajo, jitomate, pan blanco, huevos, chícharos, arroz, harina, yerbabuena y sal.
¿Usted las ha probado, con este tipo de ingredientes? ¿Cómo las realiza usted en casa? Incluso en la receta se pide rellenarlas: “poniéndoles en el centro un pedacito de huevo cocido o pasas y almendras”. ¿Se le antoja? ¿Usted ya las ha probado alguna vez en su vida y de esta manera? En mi caso, me llama poderosamente la atención un ingrediente: el arroz. ¿Por qué el arroz, como un ingrediente principal en dicho platillo regional y atribuido a nuestra ciudad? ¿De dónde sacaron semejante receta antigua?
En la introducción de su bien documentado libro, nombran a personas, investigadores, cocineros y cocineras, los cuales les acercaron desinteresadamente sus materiales y recetarios familiares. Los autores escriben: “…de estas aportaciones, sumadas a las de nuestros particulares archivos, resultaron unos cincuenta recetarios, correspondientes a los últimos tres siglos, con una cifra aproximada a las 13,000 fichas o platillos”.
¡Tremenda cifra y trabajo de investigación! Y creo que lo nota, se decantaron por publicar en su libro “Albóndigas de saltillo”. Da mucho qué pensar lo anterior. ¿De dónde diablos sacaron la receta?