Algo llamado: Mexicanos
Hoy se habla de la disculpa histórica que algunos, sostienen como Pereira, nos deben los españoles a los mexicanos. De esa manera que tenemos de informarnos por memes y mames, por los encabezados de los noticieros y por los descabezados que no escuchan la neta de la nota, por dichos y chismes, se desprende que, siguiendo el malicioso azuzar de unos y la lógica reduccionista de otros, terminaríamos por exigir una disculpa de parte de Adán y Eva por tragarse una manzana en el génesis, o a esos primeros humanos que salieron hace un titipuchal de años desde algún recóndito lugar del áfrica para colonizar el mundo; o ya de plano, al viejito aquel que por jugar con pólvora y fuego, le estalló en las manos el big-bang.
Como en esas películas que tratan desde la comedia el tema filosofal del “qué pasaría si…”, es posible imaginar un escenario alterno a lo que vivimos y somos. Quizás el imperio Azteca se hubiera extendido hasta la Patagonia hacia el sur y hasta Alaska por el norte, respetando ellos si (risas), a las culturas maya e inca, y a los nativos norteamericanos. En lugar de un auto Ford conduciríamos un modelo Mahuizototoca, las obras de Borges, Botero o Warhol estarían firmadas por gente llamada Mazatl o Tenoch, el tipo de Cleo habría ganado los certámenes de belleza por encima del tipo venezolano; de existir Carolina Herrera, sería una marca de gasolineras, el mejor futbolista no sería Pelé sino alguien llamado Cuauhtémoc (a caray, ese si encaja, dirán los americanistas), y habría más niñas con el nombre de Xóchitl que con el apodo de Brittany.
Pero, ohhh tragedia, nada es así. Resulta que unos malvados y sus familiares llamados Elizondo, Valdez, García, Sánchez y demás, llegaron a estas tierras expulsados de su patria igual como hoy sale de aquí una raza más noble hacia el norte, siempre en busca de riqueza; y estos invasores procrearon con los pobres e inocentes nativos durante generaciones, y a la vuelta de muchos años tanto sus nombres como una esencia indígena permanecen enzarzados en algo más grande a la herencia azteca o a la conquista española, en algo llamado Mexicanos. Y tal vez, en el ucrónico imperio azteca actual habría algo más delicioso que el jamón serrano o más asombroso que el ipad, quizá habrían descubierto cura para el cáncer y una pastilla para no roncar, pero no creo en el destino de haber nacido español o indígena de haber sido las cosas de otro modo; simplemente, no hubiera nacido ni habría tenido oportunidad de reflexionar sobre todo esto. Ni tú.
EL AUTOR
Escritor saltillense, ganador de un Premio Estatal de Periodismo Coahuila. Ha escrito para diferentes medios de comunicación impresos de la localidad.