El universo creativo de Daniela Norider se traduce en el entendimiento natural de la belleza
Por: Atenea Morales De la Cruz
La diseñadora brasileña Daniela Norinder se especializa en piedras de color más que en joyas. Una pasión que se traduce en la búsqueda de piedras que brillen y tengan vida propia.
Cuando Daniela Norinder descubrió el arte de la gemología quedó hechizada. “Las piedras tiene su misticismo”, me asegura durante nuestro encuentro en la Ciudad de México. Gracias a los años, la diseñadora ha encontrado en las piedras de color una de sus más grandes pasiones. “Creo que es algo nato. Desde niña fui una persona muy estética”, comenta. Sus inicios en México estuvieron encantados con la platería. Desde entonces, poco a poco descubrió su pasión por el color y de ahí su interés por estudiar gemología. En la actualidad su firma homónima crea piezas únicas y de gran cuidado, en donde resaltan las dos piedras que más le gustan en el mundo: la esmeralda y la turmalina paraiba.
En la actualidad, Norinder ha consolidado una firma de nicho, cuyo sello particular es descubrir la belleza natural de las piedras, especialmente de la esmeralda y la turmalina paraiba. “No se trata de traer una joya para combinar con tu ropa, sino de vestir una piedra que te embellezca”, comenta. “Las gemas tiene miles de tonos y una jamás es igual a otra”, asegura. De esta manera, la admiración por el color es el eje central de la diseñadora. “Todo está determinado por su color. El metal viene como una base para sostenerlo. No creo en los colores de temporada. Mis piezas son de un diseño limpio y atemporal”. Con un trabajo que da un peso especial a la piedra, ella “diseña cada pieza de acuerdo a la piedra. Primero se encuentra la roca y de ahí se hace un diseño que sobresalga la hermosura de su color”.
Norinder ha lazado una línea de piezas accesibles que salvaguarda las características principales de su marca: piezas únicas y hechas a mano que resalten el color y que destaquen no sólo la belleza de la piedra, sino también de quien las porta. “Mis piezas no son pasajeras, son atemporales, una joya que pasa de generación a generación. Considero que muchos pueden vender esmeraldas pero pocos pueden hacerlo con ciertas características de tono, tratamiento, y tamaño. Nosotros no trabajamos la esmeralda comercial, el trabajo es más bien muy especifico y diferente”, recalca.
Sin duda, el universo creativo de esta diseñadora se traduce en el entendimiento de la belleza natural como elemento intrínseco. Norinder trae a la vida cada una de sus piezas desde el corazón.
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