De-ten-te.
¿Hace cuánto que no lo haces?
Contemplar el cielo, ver la lluvia caer, mojarte, darte cuenta del aquí y el ahora y disfrutar del aroma que emana de lugares que te pueden transportar a momentos importantes en tu vida.
Sentir de verdad ese beso que te da tu esposo o tu esposa al despedirse, o escuchar con calma a tu hijo.
De-ten-te.
Deja de actuar mecánicamente. Allá afuera hay un espectáculo que te estás perdiendo.
Hazte consciente de tus días, de tus momentos.
No te contengas y usa tus cinco sentidos: Si quieres llorar, llora de rabia, pero hazlo; ríe de emoción, siente el calor de un abrazo, prueba algo jugoso…porque no somos inmortales, en un momento todo se apagará.
Cuida lo que puedes perder, no lo que ya tienes seguro.
Date un minuto para hacer aquello para lo que siempre dices que no hay tiempo, porque el tiempo es un recurso que no regresa. De-ten-te.