Podemos encontrarlo en todas partes: tacos, nachos, hamburguesas, molletes o en unas deliciosas quesadillas. ¿Quieres saber más de él?
Por: Carolina García
No hay casa donde no se coma una quesadilla y un vino, tinto o blanco, sabe excelente si se acompaña con un buen queso. Los hay de diversos sabores, texturas y formas, y se utilizan en toda clase de platillos. En México, el consumo per cápita es de 2.1 kilos por año y, de acuerdo al INEGI, un hogar promedio destina el 24% de sus gastos en lácteos para comprar queso. Pero, ¿te has preguntado cuántas variedades hay?, ¿cuál es su origen?, o ¿cómo se hace?
100 gramos de queso cheddar aportan 414 calorías
En la historia y los mitos
Su origen es incierto, pues existe un debate sobre qué cultura comenzó a hacer este alimento. El primer registro arqueológico data de los Sumerios en el año 5 mil 800 a.C. No obstante, la cultura egipcia dejó datos más precisos sobre su preparación y los usos en su cocina. Tenía tanta importancia en Grecia que incluso forma parte de su mitología. Aristeo, guardián del Olimpo, fue designado como artífice de enseñar a los hombres el arte de su elaboración. Además, otra historia cuenta cómo Odiseo, durante su viaje de años de regreso a Ítaca, se encontró con un coloso cíclope, quien añejaba quesos en cestos de juncos dentro de una cueva.
Más de 2 mil variedades de queso existen en el mundo
Nutritivo
Este alimento, en cantidades moderadas, trae muchos beneficios a la salud: permite adquirir la mayoría de los nutrimentos de la leche, contiene proteínas concentradas, es rico en vitaminas A, D, E y del grupo B, es fuente de calcio, fósforo y ácido fólico, fortalece el sistema inmunológico y ayuda a los deportistas a formar y recuperar masa corporal.
Personas con sobrepeso, obesidad o hipertensión deben moderar el consumo de quesos con alto contenido graso.
¿Cómo se hace?
Su elaboración es muy variable y depende del tipo que se desea preparar. Sus ingredientes básicos son: leche (de vaca, cabra, oveja o diferentes combinaciones de éstas), un agente (microorganismo, enzima o cítrico) para generar la cuajada, y sal para conservar el producto. Básicamente, se forma al acidificar y/o cuajar la leche para separar el suero del propio queso resultante. Esto se puede realizar de tres diferentes maneras: 1) Agregando enzimas presentes en el estómago de los rumiantes, 2) acidificando con cítricos, o 3) colocando microorganismos genéticamente modificados.
Existen más de 2 mil variedades de queso, las cuales surgen al modificar las materias primas o las técnicas específicas de elaboración. Algunos requieren prensarse, eso les brinda su forma final y los vuelve más duros debido a la extracción de humedad. Otros necesitan tiempo de añejamiento. Durante este periódo, se colocan en moldes y se guardan en ambientes con las condiciones ideales para intensificar su sabor y olor.
Estados Unidos es el mayor productor mundial y casi la totalidad es para consumo local.
¿Cómo hago mi queso fresco?
Si quieres hacerlo en casa, necesitarás:
- Leche entera pasteurizada
- Cuajo o jugo de limón
- Sal
- Un paño fino
- Un colador
Es importante mantener todos los ingredientes y utensilios con la mayor higiene posible para evitar la formación de bacterias.
1.- Calienta la leche hasta los 37 grados antes de añadir el jugo de limón o el cuajo (consulta la cantidad necesaria en el empaque).
2.- Remueve, añade sal, tapa y espera una hora.
3.- Coloca la cuajada y el suero en un paño, amárralo formando una esfera y cuélgalo en un lugar fresco para dejar secar la mezcla durante 12 horas.
4.- Pon papel absorbente en un plato hondo y mete la preparación. Guarda en el refrigerador durante un día. Cambia el papel cada 2 horas.
5.- Transcurrido el tiempo, el queso estará listo. Almacénalo en un recipiente hermético. Te recomendamos consumirlo en pocos días.
Beneficios de comer queso
Curado / Semicurado
Ricos en fósforo y con una alta cantidad de zinc. Su contenido en yodo ayuda en la absorción de hidratos de carbono y mejora la agilidad mental.
Tipos: Gouda, emmental, manchego, gruyere y cheddar.
Frescos
Quesos ideales para mantener tu peso por su bajo nivel en grasas. Destaca por las vitaminas A, B y D.
Tipos: Burrata, mascarpone, ricotta, queso panela, queso fetta.
Cremosos
Alta calidad de proteínas y calcio, recomendado para el desarrollo muscular, sobre todo para la etapa de la infancia.
Tipos: Brié y Camembert
Azul
Altas cantidades de calcio necesario para mantener unos huesos fuertes. Niveles altos de sodio y zinc que regulan los niveles de líquidos y facilitan la asimilación de insulina.
Tipos: Roquefort y gorgonzola