“Centrarnos en el momento presente nos estresará mucho menos”
Hablar de “tiempo”, siempre será un tópico que abarca infinidad de interpretaciones y es que nuestras vivencias las situamos en un pasado que ya ocurrió o en un futuro que anticipamos y nos olvidamos del hermoso presente. La mente tiene la posibilidad de llevarnos a través de la imaginación a muchísimos lugares y situaciones que aún no vivimos, pero soñamos con algún día llevarlas a cabo y eso hace que nuestra energía se divida y no nos enfoquemos realmente con hechos del día a día.
Confiamos mucho en el tiempo, creemos que siempre lo tendremos y posponemos un rico café con los amigos, el abrazo de un padre, los juegos con los hijos, las vacaciones en familia y un gran número de promesas que al final se las lleva el viento.
Todos, en algún momento, defendemos la importancia del tiempo y nos regimos con el reloj para llegar al trabajo, para levantarnos, para acudir a la cita con el cliente o con el doctor, así mismo para recoger a “las bendiciones” de la escuela.
Es algo necesario en la organización y funcionamiento ordenado de nuestras actividades. Mas existe otro “tiempo”, el que tenemos en la cabeza y que nos obsesiona, por lo que ya vivimos y nos arrepentimos o por algo que no salió como esperábamos y el tiempo que nos hace pensar en lo que nos sucederá mañana, en cómo se desarrollará un acontecimiento anhelado y sin duda esto nos provoca ansiedad.
Es tan relativo el concepto que no será lo mismo esperar que transcurra la última hora de vida de una persona que amamos y está en agonía, que saber que una divertidísima fiesta acabará en una hora y no deseamos que llegue a su fin; son los mismos sesenta minutos pero se viven de formas muy distintas. Este es el único momento que tenemos, este “hoy” que deseamos vivir a plenitud, con optimismo, en armonía y centrar nuestros pensamientos en el momento más importante de nuestras vidas que aunque suene increíble es justamente aquí y ahora; no hay otro.
Podemos prevenir, planificar, examinar y de muchas formas nos sentiremos más tranquilos, más seguros, pero con más frecuencia de lo que creemos, hay acontecimientos que nos cambian el rumbo y a veces la vida y por un corto lapso nuestros planes se detienen o se alteran. Hoy te invito a comprender y a amar la vida con sus imperfecciones, a no rendirte, en resumen, a vivir un presente maravilloso, a disfrutar la lluvia, el viento, el sol y por qué no, la neblina y el frío que también aparecen sin avisar.
LA AUTORA
Mujer apasionada por encontrar un propósito en la vida. Licenciada en Ciencias de la Comunicación. Enamorada de las letras y del sentimiento que provoca el transmitir ideas, expresiones y conocimientos.