Hablar de talento es hablar de la habilidad para hacer algo. Un talento es un regalo que tiene relevancia, que te distingue de los demás.
“Todos tenemos talento, aunque no tengamos talento para todo”.
Estos dones pueden ser innatos o adquiridos, y de muchas formas podemos descubrirlos. Y es que cuando te preguntan: ¿cuáles son tus habilidades?, cuesta trabajo enumerarlas.
Al asistir a la escuela, ¿recuerdas en qué eras buena? ¿Qué se te facilitaba hacer? ¿Sabías organizar a tu equipo? ¿Eras la creativa? ¿La que dibujaba mejor? ¿Escuchabas con atención los diferentes puntos de vista para luego pasar a la acción? ¿Eras flexible y podías adaptarte a las circunstancias? ¿Cuáles actividades disfrutabas más?
Algunas veces resulta sencillo hablar de lo que nos define; en otras ocasiones, tenemos que ir a nuestro interior y estar atentos para descubrir los dones que poseemos y que compartimos con quienes están cerca de nosotros.
Para desarrollar nuestras habilidades hay que actuar; son fundamentales la confianza en nosotros mismos, la claridad mental, el saber quiénes somos. Escuchando nuestras sensaciones, podremos encontrar nuestras fortalezas.
Tener talento no es necesariamente convertirte en una estrella de rock o de la actuación. ¿Eres capaz de interpretar las emociones de los demás? Ese es un don muy especial y muy útil en la vida. Cuando has tenido alguna dificultad, ¿qué recursos utilizaste para salir adelante? En los problemas cotidianos también nos conocemos y nos descubrimos. La vida nos va dando pequeñas demostraciones, para darnos cuenta de lo que somos capaces de lograr.
Hoy te invito a ejercitar y compartir tu talento a diario, que sea un trabajo de toda la vida. Ahora más que nunca necesitamos de la compasión, de conectarnos con el otro, de dar siempre de más, de lo que somos, de lo que tenemos.
Busquemos algo que nos inspire, que no nos debilite y, practicando la autoaceptación, asumiendo las debilidades propias del ser humano, compartamos en este camino lo que sabemos.
Siempre habrá forma de abrirnos y darnos a los demás.
“Solo podemos sentirnos conectados si somos nosotros los que tendemos la mano y nos conectamos con la gente que nos rodea”.