Le he contado antes de este bistro, bar y restaurante con esencia francesa, “République”, enclavado en pleno centro universitario de Saltillo: calle Reynosa #212, esquina con Tamaulipas, pues sí, en la Colonia República. El bistro es proyecto gastronómico del empresario trotamundos Luis Felipe Hernández, de buena prosapia en la ciudad.
Cocina sin pretensiones, pero sí milimétrica y precisa. Al menos que yo sepa (siempre me equivoco por mi proverbial encierro y si descubro un buen lugar como este, pues con este me quedo por muy buen tiempo. Insisto, es defecto mío), este es uno de los pocos o el único restaurante con decoración minimalista: una belleza de lugar. No hay humano que va por primera vez y se asombra de ello y, claro, no pocos preguntan eso. Agregue usted la buena música, por lo general depende del día e incluso de la hora en que usted llegue; entonces sus sentidos estarán dispuestos para el goce. Aquí hay buen jazz, buena música clásica y, claro, una selección de cantantes y agrupaciones contemporáneas de rancia estirpe.
Hace pocas lunas, específicamente el miércoles 22 de febrero, el empresario y chef Luis Felipe Hernández, como buen saltillense, echó la casa por la ventana, para decirlo coloquialmente. Ese día su proyecto gastronómico cumplió nueve años de vida: ya todo un plan afincado en el paladar de los saltillenses. Fui a leer y comer por la tarde. Pero la decoración (temática blanco y negro: manteles, globos, numerología, cuchillería; todo, pues) presagiaba la fiesta que se olía en la tarde/noche.
El gerente y alquimista del bistro, Roberto Hinojosa (“Robbie”, quien prepara algunos de los mejores tragos de esta ciudad), gentil y galante, se acercó y me dijo: “no se vaya, maestro, quédese a la fiesta y celebración, se va a poner bueno”. No, no se puso bueno, se puso poca madre. Todo mundo llegó ataviado, engalanado así: blanco y negro. La velada la amenizó DJ Tavz, quien puso a bailar a todos. Su servidor ya había merendado, pero no pude negarme a paladear los manjares de esa noche.
A saber de bienvenida: vino tinto o blanco de buena cosecha y botella. Luego, surtido de tapas de queso de cabra y jamón ibérico a discreción. Un ceviche de salmón de escándalo. De plato fuerte, hamburguesa de sirloin. Luego, claro y sin faltar, pastel del noveno aniversario y copa de champaña. Puf. ¿Lo tengo que volver a decir? Todo cortesía de Luis Felipe. Quien esto escribe no aguantó tanto y sí lo disfruté enormidades. Le voy a decir, señor lector, por qué usted tiene que ir al Bistro “République” a disfrutar: es la mejor relación precio y calidad en la ciudad. Así de sencillo.
Hay otros proyectos gastronómicos en Saltillo. Pero en esos lugares en sus aniversarios invitan a Belinda, Andy Benavides o a Poncho (¿o Ponche, Pancho?) de Nigris, regiomontanos ellos e influencers (lo que eso signifique) como imágenes de pantalla plana. Ignoro si ellos van cada semana a merendar a dichos restaurantes. ¿Sabe a quién invitó, y con casa llena, Luis Felipe? A su banda: familia, amigos, contertulios… clientes: sencillos y fieles clientes, quienes nos deleitamos con su bistro. ¡Larga vida al Bistro “République”!