LA DIETA DEL HAMBRE

La dieta del hambre.

Usted lo sabe, porque usted siempre está más enterado que yo. Se cumplen 80 años de la muerte de la infanta Ana Frank. Dependiendo de la edición y traducción, en ocasiones aparece como Ana y en otras como Anna. Ana Frank (1929-1945) es un emblema del Holocausto judío y una víctima de la Segunda Guerra Mundial, al igual que miles de judíos y católicos, es decir, ciudadanos como usted o como yo, quienes fueron mártires de los horrores de la guerra.

Se cumplen 80 años de la muerte de una niña-mujer, autora de un diario conmovedor que todos deberíamos leer y releer: El diario de Ana Frank. (Teorías de conspiración aparte: se dice que no fue escrito por ella, que hay cambios dramáticos de letra y grafía, que la pluma atómica aún no se inventaba y parte del diario fue escrito con ese tipo de pluma y tinta… en fin). La infanta Frank, repito, murió en un campo de concentración en febrero de 1945.

Tengo varias ediciones de su libro; siempre las compro porque hay analistas que indagan, buscan y encuentran nuevas resonancias en sus letras. Letras de batalla, lucha y esperanza.

Quien esto escribe ha hecho sus propias exploraciones en la vida y obra de esta niña-mujer. Me he detenido no pocas veces en su vena gastronómica, en la entrada de la niña de 13 años a la adolescencia y sus visibles huellas donde atisbaba el sexo y el deseo. También en la exploración de sus lecturas, aquellas que la formaron. Pero, como siempre y por esta ocasión, nos detenemos en sus letras anotadas en su diario sobre los alimentos y cómo sobrevivieron ocho personas encerradas en espacios claustrofóbicos y diminutos.

Básicamente, una dieta del hambre. A vuelapluma, algunos ejemplos de su puño y letra. Pero este torpe resumen es apenas un pálido reflejo de lo que usted puede explorar en su diario. Vale la pena leerlo y releerlo.

El siguiente fragmento habla sobre su magra alimentación:

“Se acabó el descanso por la noche; tengo unas ojeras enormes por no dormir. Nuestra alimentación es abominable. Desayuno: pan duro y sucedáneo de café. Comida: espinacas o ensalada, desde hace quince días. Las papas, de veinte centímetros de largo, saben a podredumbre azucarada”. 

Un poco más sobre cómo estaban las cosas en Holanda y cómo, de una forma u otra, todo el mundo trataba de llenar su estómago. La estampa está fechada el sábado 6 de mayo de 1944:

“Cada día hay un asalto, un asesinato o un robo; los agentes de la policía participan con ellos como profesionales, pues cada cual quiere llenar su estómago…”

En mayo de 1944, escribe en su diario, al que bautizó como “Kitty”:

“¿Por qué hay hombres que sufren de hambre, mientras que en otras partes del mundo los alimentos se pudren porque sobran?… Desde el sábado almorzamos a las doce y media; por economía, el desayuno sólo consta de una taza de avena… Para el almuerzo tuvimos ensalada cocida podrida”.

Siempre, siempre habrá días duros en el firmamento. Por eso, cuando hay, pues sí, solo queda disfrutar. Sin derroche, claro.

80 años de la muerte de Ana Frank.

Jesus R. Cedillo

Escritor y periodista saltillense. Ha publicado en los principales diarios y revistas de México. Ganador de siete premios de periodismo cultural de la UAdeC en diversos géneros periodísticos.