El día de las madres es una de las celebraciones más importantes del año. Durante esta fecha, se festeja a todas las mamás por su esfuerzo, sacrificio y dedicación en la crianza de sus hijos y el bienestar de su familia.
Por: Carolina García
Fotos: Luis Castrejón
Video: Humberto Casas, Jordi Sifuentes y Frai Gomez
El amor es una fuerza inexplicable e infinita, así lo demuestran cada una de las mujeres que cada mañana se enfrentan a los retos de la vida diaria y educan a sus niños para ser mejores personas. Hablamos con Martis López Jiménez, Ana Sofía García González, Greta Espinoza Valdez, Andrea Jiménez Valdez, Marifer Arsuaga Osuna, Irma Paulina Fuentes Castro, María Elena Cepeda Berlanga y Henriette Lozoya Latapi sobre sus experiencias como madres.
Martis López de García y su hijo Juan Pablo García López
Cuando supe que iba a ser mamá me llené de emoción. Lo estaba buscando y gracias a Dios no tuve problemas. Sentí muchísimo amor. Desde niña soñaba con ser madre y por fin pude cumplirlo.
En cuanto lo tuve en mis brazos, sentí la responsabilidad, pero también me invadió una paz inmensa. Por fin, después de nueve meses, estaba totalmente completa. Entonces aprendí del afecto incondicional, de la paciencia y de disfrutar día con día mi vida, al lado de mi bebé.
Nunca imaginé que pudiera existir tanto amor entre tu hijo y tú, es incondicional, indispensable e inexplicable. Te olvidas de ti, de tus cosas. Lo ves feliz y eso lo mejor de todo.
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Ana Sofía García de García y su hija Amalia García García
Decidimos tener hijos porque deséabamos continuar todo el amor de nuestra familia y cuando Amalia llegó lloré de felicidad, de nervios, de miedo. Todas las emociones me llenaron ante esta aventura.
Nos cambió la vida para bien, nos unió como pareja y nos enseñó a adaptarnos para lograr que una bebé pueda convertirse en alguien bueno. Para eso debes confiar en ti y tú siempre tienes estar ahí para ella.
Llegó para enseñarnos del amor infinito y, sobre todo, del cariño de quienes nos rodean. Lo mejor ha sido cómo la familia se unió. Mi esposo se convirtió en padre, mis hermanas, en tías; mis padres, en abuelos. Te enseñan a ti y tú a ellos, juntos.
Greta Espinoza de Berkowitz y su hijo Gerónimo Berkowitz Espinoza
Ser madre era una ilusión, tenía el sueño de casarme y compartir esto con alguien. Finalmente se cumplió. Al enterarme me llené de felicidad, pero también de sentimientos encontrados: miedo, satisfacción, esperanza y, en especial, amor. Uno capaz de multiplicarse.
La maternidad ha sido hermosa, me ha permitido aprender todo los días. Si debiera definir qué es lo mejor diría que es tu hijo. Me gusta estar con él, el contacto entre nosotros es maravilloso. Disfruto cada momento, sin importar lo cansado, pues siempre vale la pena. Ver cómo nuestra familia se siente feliz cuando está con Gerónimo, cómo nuestro amor de pareja ha crecido y cómo nuestra vida es más brillante. Cada instante es especial.
Andrea Jiménez de Alanís y sus hijas Andrea y Marian Alanís Jiménez
Mi esposo y yo siempre quisimos ser padres. La vida nos dio la oportunidad de tener dos hermosas hijas. Amamos a Andrea, pero la llegada de Marian fue una sorpresa muy feliz. Estábamos emocionados por tener a nuestra segunda bebé.
El momento más emotivo fue cuando la cargué por primera vez, sentí muchísima emoción. Fue a las dos semanas de nacida, pues estuvo en incubadora. Lo anhelaba tanto. Ésta experiencia no se compara con ninguna y es de las mejores que te pueden pasar en la vida.
Mi prioridad son ellas, verlas felices y ser la mejor versión de mí misma. Marian es una niña fuerte, hermosa, sonriente, he aprendido de su fortaleza y espero poder hacerlas felices.
Marifer Arsuaga de Mata y su hijo Marcelo Mata Arsuaga
Siempre quise tener dos o tres hijos y, cuando me casé, mi sueño se volvió realidad. Ya tengo dos. Su llegada fue emocionante; era una noticia inesperada, no pensábamos en tener el segundo tan pronto. Pero lo recibimos con todo el amor del mundo.
En cuanto lo cargué supe que sería un niño muy activo y sonriente. Hace todos lo días más emocionantes y disfruto verlo descubrir el mundo: yo lo levanto, juego con él, lo duermo, le doy de comer.
Dedicarle tiempo a mis niños, aprender de ellos y enseñarles para su vida y su futuro es lo mejor de ser madre. Quiero inculcarles valores como el respeto. Sólo así serán personas honestas, trabajadoras.
Irma Paulina Fuentes de Aguirre y su hijo Jesús Francisco Aguirre Fuentes
El momento perfecto para ser madre no existe, pero cuando me enteré de mi embarazo me llené de amor y me puse muy nerviosa. Me sentí plena, a pesar del miedo de enfrentar una gran responsabilidad. Ahora alguien dependía de mí, al menos unos años, y debía ser un ejemplo.
Ha sido un gran reto, te vuelves más responsable, cambia tu forma de ser, tus prioridades, tus objetivos de vida. Pero todos los días siempre vas a tener una alegría por algo, puedes estar de mal humor, hasta que volteas, los ves y te iluminan todo.
Aprendes a vivir cada momento, a sacar provecho de todo lo bueno, lo malo y a saber que el esfuerzo vale la pena. Lo mejor es verles sonreír mientras te dicen “mamá”.
María Elena Cepeda de Villarreal y sus hijos Jorge Eduardo y María Renée Villarreal Cepeda
Siempre tuve mucha ilusión de ser madre, de tener un pedacito de mí y mi esposo con nosotros. Cuando cargué por primera vez a María Renée sentí felicidad y nervios, pero, en especial, me invadió un sentimiento inexplicable. Todas las mamás lo entienden.
La vida me cambió en todos los sentidos. Piensas que ellos van a aprender de ti, pero son ellos quienes te enseñan muchas cosas, te hacen conocer. Es una oportunidad para crecer y ser mejor persona, de entregarte cada día, pues todos son diferentes, inesperados y, a la vez, muy bonitos. Tienes la responsabilidad de educarlos para que se conviertan buenos seres humanos y así este mundo sea un lugar mejor.
Siempre dicen: “es un amor imposible de explicar”, y es totalmente cierto. Esas sonrisas y esa inocencia nos han hecho mejores padres. Ha sido una bendición.
Henriette Lozoya de Viesca y su hija Loretta Viesca Lozoya
Mi esposo y yo decidimos hacer crecer a la familia. Siempre quise tener hijos y mi sueño se volvió realidad. Cuando supe me invadió mucha felicidad y amor, pues aunque aún no conocía a la bebé, ni sabía su sexo, ya la amaba.
En mi parto me la pasaron en cuanto nació y sentí hermoso porque ella estaba llorando; pero al sentir mi pecho, mi corazón, se tranquilizó. Así fue cómo me convertí en mamá.
Debí aprender mucho. La mayor enseñanza fue, sin duda, el hecho de que no puedo hacerla como yo quiero. Ella ya es así y yo necesito amarla y aceptarla como es. Desde bebé te das cuenta, Loretta es así y yo sólo puedo encausarla y moldearla, no cambiarla. Verla sonreír, feliz, eso me encanta.
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