Por: Guillermo Barquet
Cada cosa que enseño a mis pacientes en consulta relacionada al control de stress, está basada en cambio. Cambiar un hábito, cambiar un pensamiento recurrente incontrolable, cambiar una forma de ser. La forma más sencilla primero es hacer consciente que depende de mí y de nadie más, mi tranquilidad, mi felicidad y mi salud.
¿Pero como definir el estrés?
Según la clínica Mayo, una entidad sin fines de lucro enfocada a la salud con sede en Rochester, Minnesota, estrés es una reacción fisiológica del organismo en el que entran en juego diversos mecanismos de defensa (en inglés le conocen como flight-or-fight
response) para afrontar una situación que se percibe como amenazante o de demanda incrementada.
Hay muchos efectos del estrés en el cuerpo, algunos son comunes para nosotros como el dolor de cabeza, la tensión muscular, fatiga, baja de libido, malestar estomacal y muchos problemas para conciliar el sueño.
¿Te has fijado alguna vez sí a mitad de la noche abres tus ojos “de la nada” entre 2 y 3 de la mañana? Esto sucede porque no estás en un sueño profundo. Te explico: Entre tu sistema nervioso central y periférico existen dos sistemas nerviosos: el simpático y el parasimpático. El simpático, a través de hormonas nos pone en un estado de alerta para poder trabajar durante el día, y el sistema parasimpático entra en acción cuando empezamos a completar nuestro primer ciclo del sueño. Lo ideal es que estés en un sueño súper profundo en el momento en que las hormonas de descanso hagan su aparición. Si tenemos un sueño muy ligero pues es común que nos despertemos a esas horas.
Yo comparo estos sistemas nerviosos con el acelerador y el freno del automóvil, por eso nuestros niveles de stress elevados podrían compararse a estar en un semáforo en rojo con el pie en el acelerador y nuestra máquina revolucionada esperando arrancar. El gasto de gasolina (energía física y mental) se dispara tremenda e innecesariamente. Aprendiendo a controlar nuestros pensamientos, podemos evitar una acción de nuestra mente, y así evitamos una emoción. ¡Ojo! Un pensamiento crea un sentimiento y por efecto una reacción física, entonces, si aprendemos a controlar nuestros pensamientos, evitamos tener desgaste energético innecesario.
¿Ansioso? ¿Irritable? ¿Agitado? ¿Sin ganas? ¿Sin motivación? ¿Qué tal tu concentración? Todo esto es puro y simple estrés.
Cada vez que un paciente llega a consulta y me dice «estoy deprimido», lo primero que pregunto es «¿quien dice?» Muchas personas creen estar depresivas (evitemos al Dr. Google por favor; y más importante aún, aceptar como diagnóstico una opinión de un familiar o un amigo) y algunas otras si tienen un diagnóstico clínico. La bronca viene cuando sólo tienes dos opciones: o ir al psicólogo o tomar medicamento.
Hacer clic con un buen psicólogo puede ayudarte tremendamente. Todos nosotros, desde un intendente hasta el dueño de una empresa, necesitamos un guía y necesitamos terapia. Y existen muchas alternativas en el mercado en estos días. ¿Sabes qué es lo más impresionante? Que cada vez más personas jóvenes se acercan buscando ayuda antes de enfermarse. Y como dice el autor de bestsellers Gregg Braden, muchas veces confundimos emociones. Estar triste o enojado no es lo mismo que estar depresivo o ansioso. Pero sobre todo tenemos que quitarnos la «etiqueta» de un diagnóstico o una enfermedad de nuestra frente.
Puede parecer choro mareador, pero si esta información la supieran mis pacientes antes de empezar sesión sería mucho más fácil resolver casi cualquier problema.
El control de hábitos es clave para tener una vida sana y longeva. Siento que puede más controlar las porciones que controla los carbohidratos (no soy experto en nutrición, sólo es uno de los tantos consejos que doy). ¡Midete!, El control de los pensamientos es necesario para evitar un conflicto emocional. ¡Respira! Y buscar un profesional que nos dé confianza y que nos ayude a mejorar evitando medicamentos. ¡Pide ayuda!
Te invito a dejar un patrón de conducta disfuncional en el pasado. Recuerda cerrar la boca si no vas a decir nada bueno (y también para evitar la famosa manteconcha vespertina), intenta constantemente ver lo positivo de cada situación, deja de repelar y como dice una gran amiga: “¡hay que ponerse en causa!” no te esperes a brincar el año para cerrar un ciclo, deja todo lo malo del 2018 ahorita y construye un 2019 de paz abundancia y prosperidad…. Un día a la vez.
EL AUTOR
Guillermo Barquet, es un hombre de semblante, amable. A través de terapias y distintas herramientas ayuda a las personas a encontrar su balance.