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Parece una obviedad, y es que con frecuencia olvidamos o pasamos por alto tantas cosas que están presentes en nuestra vida cotidiana: la salud, un hogar donde dormimos y en el que podemos saborear un rico plato de comida calientita, personas con quienes compartirlo y que nos acompañan en momentos significativos.
Sentir el calor de casa es una de las sensaciones más agradables que conozco, el saber que hay alguien que me espera y me recibe con amor y cariño, sea mi esposo, mi hijo, mi mama, mi papá.
Y es que ahora, viviendo en pandemia, sentimos la fragilidad del existir, leemos y escuchamos sobre el dolor a cada rato. Nos conmueve el sufrimiento ajeno, la vulnerabilidad nos tiene cautivos y sabemos que no estamos exentos de pasar por una situación que nos atemorice y angustie.
Hoy quiero proponerte algo. No esperes un mañana desafortunado, hoy solo recuerda lo que sí tienes, lo que te regala a diario la vida: tus ojos para ver el atardecer, tu nariz para deleitarte con el olor a lluvia, el tacto para sentir las gotas en tu piel y el abrazo de tu bebé.
Comencemos a vivir con gratitud. La vida es un regalo, la vida también es injusta, así es y así seguirá siendo. Valoremos el instante, seamos agradecidos, todo lo que nos sucede es maravilloso.
Vivamos con alegría y, como dice la sabiduría popular, “lo bueno pasará, lo malo pasará también”.
La vida es una gran aventura y siempre vale la pena vivirla, de muchas formas, como a ti te guste. Actividades hay de sobra. Al levantarnos, agradecer. Preparar el desayuno, la comida, la cena, concentrados solo en esa tarea, dándole el toque de cariño a los alimentos. Si acostumbramos a ejercitarnos, hacerlo con pasión. Leer, enfocados en el tema, descubriendo nuevos lugares y grandes personajes. Construir relaciones de armonía y es que, en las relaciones estrechas, cuanto más revela uno sobre las propias sensaciones, más nos mostramos al otro y así profundizamos con nuestros semejantes. Al final, nos quedamos con lo que damos, no tanto con lo que recibimos, que por supuesto también tiene valor.
Entre las múltiples acciones que ejecutamos diariamente, hagamos un espacio para dar las gracias a quienes están cerca y las hacen posible: a Dios, a tu familia, a tus amigos.
Esto que ahora vivimos no volverá y nosotros tampoco seremos los mismos. Habremos crecido, madurado, cambiado. Por lo tanto, insisto, hoy es la oportunidad de mostrarnos como somos, seamos generosos, ayudemos cada vez que se pueda, dejemos a un lado la indiferencia y la indolencia. Encontremos la belleza en los árboles, en el desierto, en el bosque, sintamos el placer al estar con amigos y familiares, hagamos del mundo un lugar mejor. El poeta estadounidense John Greenleaf Whitter dice: “De todas las palabras tristes que pueden decirse o escribirse, las más tristes son: “Pudo haber sido”. Deseo que al mirar al pasado no te arrepientas de lo que no hiciste, vive hoy, agradece hoy, despierta hoy.