Desperté entre nueve y diez de la mañana, sin prisas y sin alarmas, con la tranquilidad que caracterizan a los domingos, con el cantar de los pajaritos y los rayos de sol asomándose por la ventana, algo que entre semana es imposible contemplar. Revisé mi celular y vi las fotos de la noche anterior; risas, tragos, amigos y diversión. Qué buena fiesta y que grandes ya nos estamos haciendo, pensé, pues inmediatamente un molesto dolor de cabeza sentí.
Me levanté y escuché a lo lejos el ruido del televisor; la misma caricatura de siempre y el olor delatador a pan tostado. Al bajar siempre está la sonrisa de una niña independiente que los domingos deja dormir hasta tarde a unos padres desvelados; qué fortuna cuando llegan esos tiempos.
El dilema empieza después, a la hora de desayunar y elegir el menú, las opiniones se dividen siempre en lo mismo; hot cakes, chilaquiles y barbacoa; gana el más convincente, el que tiene los mejores argumentos y nos antoja el platillo que tiene en mente. De ahí, la mañana transcurre en disfrutar del desayuno, el café y el periódico.
De ahí, la mañana transcurre en disfrutar del desayuno, el café y el periódico.
En ver películas, hacer mucho y a la vez no hacer nada más que estar en el hogar, regocijarse en el sofá y percibir el silencio de la colonia que casi nunca se hace presente, hasta que la insistencia de un “hacer algo” nos obliga a crear un plan de domingo.
Sin tener rutinas específicas, planeamos algo para disfrutar en familia y que pase la tarde relajada, sin que falte el paseo en carro y un helado como complemento.
Al finalizar el día y preparar todo para comenzar una nueva semana de trabajo y escuela, recapitulo lo vivido, cosas ordinarias que se vuelven extraordinarias y que no durarán para siempre. Llegará el día que añore estos momentos que estamos viviendo en familia, aunque muchas veces crea que son rutinarios y que no tienen nada de especiales, sin embargo ahora sé que lo tienen todo, me gustan y los disfruto, pues conozco que el significado de “especial” tiene nombre y apellido.
Hoy quiero que estos días formen parte de nosotros como familia, que sea algo que recordemos y que atesoremos estos recuerdos sencillos como algo que verdaderamente nos llenaba el corazón. Creo que engrandecer lo común y lo simple en lo personal me sienta bien; me ayuda a abrazar el presente, a valorar lo que importa y sentir la felicidad de muchas formas, así como este domingo que gracias a Dios estamos viviendo.