Una energía arrolladora que evoca recuerdos
Hace unos meses, en la ciudad de Monterrey, N. L., asistí a un concierto de música noventera donde varios grupos musicales famosos de esa época, con su ritmo, éxitos y coreografías me hicieron levantarme del asiento a cantar, bailar, gritar, pero sobre todo a viajar en el tiempo.
Me pareció muy divertido el show, baile y música excelentes, y, lo que más me contagió y me alegró, fue la buena vibra que transmitieron, con una energía arrolladora que evocó recuerdos maravillosos.
El transcurrir del tiempo, las cosas que han cambiado y nosotros con la vida, me provocó añoranza.
Escuchar la música y la letra de “La Calle de las Sirenas” y “Enloquéceme”, me remontó a mi niñez y por enésima vez valoré el haber vivido una infancia feliz.
Esta década fue de grandes avances tecnológicos; como el cambio de cassettes a discos compactos, el walkman, donde podíamos escuchar la música a todo volumen sin el regaño de nuestros padres, rentar películas en los centros de video, con la dificultad para elegir qué ver, o los afortunados que podían comprar el filme; todos anhelábamos tener en casa la colección de Disney sin tener que devolver la cinta al día siguiente.
El acceso a la computadora y al internet era limitado, eso nos dio la oportunidad de hacer infinidad de actividades, muy simples pero significativas que fueron sello de una generación entera.
Los días parecían de veinticinco horas, las tardes duraban una eternidad y junto con las vecinas y amigas horneábamos pastelitos en el micro hornito, cuidábamos de nuestras muñecas, jugábamos a las escondidas, íbamos al parque, demostrábamos nuestras destrezas en los diversos juegos de mesa que estaban de moda y escribíamos en nuestro diario con plumas de gel de colores.
Brillos en todo el cuerpo, pincitas en el cabello, uñas de colores, donas de pelo, overoles, pulseras de plástico, mochilas inflables, stickers y otra buena dosis de brillitos, era lo que necesitábamos para salir a pasear con las amigas y estar totalmente en voga.
Las preocupaciones eran mínimas, como tener la duda de cuál sería el capítulo que pasarían esa noche en “Sabrina, la bruja adolescente”, qué iría a cocinar mamá para la cena o los minutos que nos quedaban para jugar antes de ir a dormir.
Y así, amigo lector, podría seguir describiendo con detalle lo vivido y no acabaría, hay demasiadas anécdotas, recuerdos, aventuras y cierto es que la vida parece irse en un suspiro, pero echa un vistazo a tu pasado, recuerda una época distinta a la actual, a los momentos que ya no son ni serán, y que están atesorados en tu corazón por siempre. De muchas formas ten presente que el tiempo no vuelve y que necesitamos aprovecharlo ya que en un futuro todo lo vivido será solo parte de nuestra biografía.
LA AUTORA
Mujer apasionada por encontrar un propósito en la vida. Licenciada en Ciencias de la Comunicación. Enamorada de las letras y del sentimiento que provoca el transmitir ideas, expresiones y conocimientos.
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