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Saludos, mi estimado lector. En esta ocasión, escribo con el propósito de hacerle recordar a sus amores adolescentes, ¿recuerda esa sensación? Cuando todo era más simple y se sentía auténtico.
La intención de hacerlo traer esas historias al presente es crear conciencia. No es nada nuevo reprocharle a los jóvenes que lo que tuvimos nosotros “es mejor de lo que es ahora”; yo, ante esta postura, siempre difiero y apoyo a las nuevas generaciones con sus cambios. Sin embargo, desde mi experiencia como psicóloga y madre ha surgido una preocupación alrededor de lo que es el primer amor.
Y es que, definitivamente, ya nada es como antes. La hipersexualizacion de los géneros nos está costando la pérdida de una etapa del desarrollo humano, que al parecer ya no se verá más, y es aquí donde entra mi recomendación: películas como “Mi primer beso” (1991) o “Mi primer amor” (2010). Parecen absurdas y pasadas de moda, y es que, a pesar de que hablan de amor y romanticismo, no involucran sexo, desnudez o ningún tipo de manipulación de rol de género, y al parecer eso ya no divierte. Lastimosamente, nuestros adolescentes están careciendo de perspectivas románticas y de límites claros en la sexualidad, desconociendo el daño permanente a su psique en materia de sexualidad y responsabilidad afectiva. Peor aún, la negación de los padres a involucrarse en educar sobre sexualidad desde las primeras etapas de la adolescencia está orillando a los jóvenes a tomar acciones con base en sus grandes educadores: los medios de comunicación.
Y que se entienda: no hablar de sexo es no educar, no hablar de límites y responsabilidad afectiva es dejar un vacío que será llenado por la búsqueda práctica de respuestas a prueba y error, poniendo en juego su dignidad y amor propio. Si estos temas le incomodan a usted como adulto, le sugiero haga cita con el psicólogo porque sus carencias se convertirán en el hilo conductor del sufrimiento de sus hijos.
Lo invito a que se agende una noche de pelis románticas adolescentes como dinámica familiar para despertar conversaciones que se dan por sentadas y usted conozca qué hay en la mente de sus adolescentes en referencia a estos temas: amor, sexo, responsabilidad afectiva, límites y dignidad. Tenga paciencia y no juzgue o trate de imponer sus creencias. Escuche, comparta, pregunte y si necesita ayuda con sus adolescentes, búsqueme para agendar una cita.
Espero que esta dinámica le ayude a conocer más de sus adolescentes, sus sentimientos y creencias. Todo sea por un sistema familiar más fuerte y sano.
Se despide su siempre agradecida tapatía anorteñada.