La Navidad es una fecha muy especial para casi todas las familias del mundo, una festividad que sobrepasa fronteras y nos une de muchas formas.
Quizás es su magia la que hace que en estas fechas nos sintamos con un espíritu distinto al del resto del año y nos contagiemos de positividad e ilusión.
¿Por qué nos gusta tanto la Navidad?
Porque nos acerca a la gente que amamos, porque les demostramos nuestro amor con un presente, un detalle, un abrazo o con unas ricas galletas.
Porque nos damos el tiempo para visitar, para convivir y reunirnos con nuestra gente querida, con los compañeros de trabajo y amigos que no frecuentamos mucho.
Por todos los reencuentros de las familias que viven lejos y esperan esta fecha para volver a estar juntos después de tanto tiempo.
Porque son unos días para disfrutar en casa, pasarla con los nuestros y conectar con los que tanto queremos.
Porque la comida nos deja otro sabor de boca, pues nos alimenta también el alma y los recuerdos.
Porque a pesar del “caos” previo a Nochebuena, en Navidad llega y sentimos la calma.
Nos gusta también por las luces que alumbran las calles, por los villancicos que suenan por todas partes y por el rojo vibrante de las nochebuenas.
También por el maratón de películas navideñas, el chocolate caliente y los malvaviscos derretidos.
Nos gusta tanto porque, a pesar de la melancolía que se siente en estos días, las risas de los niños y la ilusión por Santa Claus nos alegran el corazón.
Porque es un respiro para dejar a un lado todas las preocupaciones, los asuntos pendientes, las obligaciones y todas las angustias que cargamos. Un descanso para la rutina y los días de trabajo, pues la frase que más escuchamos en la oficina es “Lo resolvemos después de Navidad”.
Porque las tradiciones nos hacen acordarnos de nuestra niñez, de nuestros abuelos y de todos aquellos que se adelantaron en el camino y hoy su ausencia pega más; sin embargo, junto con las nuevas generaciones, nuevas historias llegarán y después se contarán.
Porque los recuerdos duelen, las emociones se sienten a flor de piel y las lágrimas de nostalgia y añoranza se hacen presentes con más facilidad.
Nos gusta porque se inician conversaciones, se cuentan anécdotas, se platican ideas, se resuelven asuntos y se cumplen sueños.
La Navidad nos gusta porque nos regala un rayito de esperanza, luz, armonía, fe y amor.
Porque es tiempo para agradecer las bendiciones, la abundancia, la salud y la posibilidad de seguir aquí y compartir lo que tenemos dentro y fuera de nuestro ser.
La Navidad nos gusta por esto y mucho más.
Deseo que hoy y siempre ayudes, rías, abraces, beses, regales, juegues, sonrías, agradezcas, perdones y vivas el verdadero sentido de esta época.
¡Felices fiestas!
