Realizar actividades al aire libre y estar en contacto con plantas y animales ayuda a combatir el estrés, la ansiedad y la depresión.
FOTOS LUIS MELÉNDEZ Y UNSPLASH
La cuarentena por la pandemia de COVID-19 obligó a las personas a aislarse social y físicamente, esto ha afectado en sus costumbres, hábitos, rutinas y convivencia, provocando consecuencias psicológicas.
Ansiedad, depresión, estrés, confusión, falta de concentración, indecisión, enojo, aburrimiento, agotamiento, trastorno de alimentación o de sueño, desapego, angustia, ira y deterioro en el desempeño laboral son algunas de ellas.
“La duración prolongada de la cuarentena refleja factores como el miedo, la frustración, apatía y desesperanza”, señaló la psicoterapeuta Ana G. Verastegui Valdés.
Sin embargo, esta crisis podría tomarse como “una oportunidad para crecer y replantearnos cosas que antes no hubiéramos visto. Un punto importante de estas situaciones es que nos conectan con nuestro lado más humano”.
Ante esta nueva realidad, acercarse a la naturaleza puede ser beneficioso, pues tiene un efecto terapéutico: favorece el equilibrio emocional, incrementa la concentración y la memoria, mejora la salud mental, la autoestima y la capacidad cognitiva. Por el contrario, la falta de contacto “reduce el flujo sanguíneo en la corteza prefrontal subgenual; es el área del mal humor, los problemas y la depresión”, explicó.
Realizar actividades como acariciar una mascota, regar el jardín o simplemente estar cerca de animales y plantas ayuda a relajar la mente y el cuerpo, lo cual favorece al alivio de las tensiones del día a día. Es una terapia muy eficaz para combatir el estrés, la ansiedad y la depresión.
La psicoterapeuta señala que la Federación Internacional del Deporte recomienda caminar, trotar, correr, hacer senderismo, andar en bicicleta o patinar por entre 30 y 60 minutos, mínimo tres veces por semana.
Terapias
Se pueden utilizar animales como ayuda o complemento en terapias tradicionales para proporcionar beneficios físicos, cognitivos, sociales y emocionales a personas con algún tipo de discapacidad o necesidad especial. Algunas de ellas son la equinoterapia, la delfinoterapia y la terapia con animales de compañía.
Escucha el canto de las aves
Contribuye a generar felicidad, es muy terapéutico y beneficioso para la salud mental: brinda una sensación de bienestar, favorece la relajación y mejora la creatividad.
Ana G. Verastegui Valdés
Psicoterapeuta con maestría en Psicoterapia Gestalt Infantil y Psicoterapia Gestalt Adultos, doctorado en Psicoterapia de Introyectos Gestalt Adultos y posdoctorado grupo avanzado Introyectos en el Cuerpo Gestalt Infantil.
Actualmente es psicóloga en la UAEBH N°2, Unidad de Apoyo a la Educación Básica en Hospitales, con niños con cáncer y/o enfermedades crónicas y terminales y programa de Cuidados Paliativos, en el Programa Sigamos Aprendiendo, en el Hospital del Niño “Federico Gómez”.
Posee 30 años de experiencia en atención particular psicológica a niños, adolescentes y sus familias, modalidad individual y grupal.
Lo que más te gusta de tu trabajo: Mi trabajo como psicoterapeuta es acompañar a cada persona a encontrar sus propias respuestas, soluciones y recursos para vivir una vida más consciente, sana y feliz. Ayudar a otros me hace feliz, ocuparme de otros. Mis problemas son pequeños. Al hacer sonreír a otros, sonrío yo. Me apasiona mi trabajo con los niños con cáncer; me dan energía, son unos sabios maestros, me enseñan a vivir por su lucha por sanar y a reconocer el valor de la vida vs la muerte.
Persona que más admiras: Jorge Bucay, psicoterapeuta Gestalt
Qué te hace feliz: Ayudar a otros a tomar conciencia y que desarrollen habilidades emocionales para hacerle frente a los problemas de la vida diaria; transformar sus sueños en objetivos, estos en tareas y convertirlos en realidad.
Mayor orgullo: Mi familia, mi crecimiento personal y profesional para ser mejor persona.
Si pudieras cambiar el mundo, ¿qué cambiarías?
Que los seres humanos crecieran en su conciencia y aprendieran a amar más.