PAN DE MUERTO Y CHOCOLATE | Saltillo360

PAN DE MUERTO Y CHOCOLATE

Todo es jolgorio, chacota, celebración; todo es fiesta perpetua para el ciudadano mexicano. Así hemos sido, así vamos a seguir siendo. ¿Está en nuestro ADN? Pues vaya usted a saber, estimado lector, pero yo lo afirmo. Vea si no el siguiente y azaroso recuento: ¿gana nuestro equipo favorito? Hay que hacer urgentemente una carne asada para celebrar. ¿Pierde nuestro equipo favorito? Pues hay que hacer una carne asada para platicar sobre los motivos de semejante derrota. ¿Hay un bautizo del hijo de nuestro compadre? Obliga jolgorio. ¿La niña sale de su escuela secundaria? Obligada celebración. ¿Día de Muertos? Pues nosotros, los vivos, debemos recordar a nuestros muertos con comida, mezcal, tequila, pan de muerto y chocolate. En México, todo es motivo de fiesta y celebración y comida ritual.

De hecho, el imaginario colectivo nacional ha aportado algo único al mundo, esa obra magna de ingeniería social conocida como: “el megapuente vacacional Guadalupe-Reyes”. Pues sí, ya se anuncia en el calendario: inicia cada 12 de diciembre, en que celebramos a la Virgen de Guadalupe, se continúa con las posadas navideñas, la fiesta votiva de Navidad, la llegada del Año Nuevo y a aguantar como macho hasta llegar al Día de Reyes y partir la tradicional rosca. En fin, así somos los mexicanos. 

¿Pruebas? En el libro “Las relaciones histórico geográficas de Tabasco”, se lee a la letra: “tenían por costumbre, especialmente los indios chontales, no comer sino solo beber, y si comían era muy poco, y bebían una bebida que se hace de la moneda suya, que es el cacao, de suerte que se hace un brebaje algo espeso, el cual es grande mantenimiento, y asimismo otro de maíz cocido que se dice pozol… Hacen alguno de estos acedo para beber con los calores, porque es fresco y esto es lo más sano. Todos estos brebajes se muelen en sus piedras de moler y esto tienen de costumbre: moler desde que amanece hasta que anochece, unas veces estas y otras el pan de maíz…”

Pues sí, usted lo sabe mejor que yo, en las culturas precolombinas, la moneda de uso, cambio y trueque era el cacao. Ya luego -y debido a la colonización de América por parte de los españoles- el cacao y el chocolate, como todo lo americano, terminó aclimatado en el mundo entero. Nosotros aportamos el cacao al mundo, ellos nos dejaron cuentecillas de vidrio y espejitos, los cuales aclimatamos como moneda. En fin.

Y en estos días pasados de temporada de muertos, nada se compara a comer pan de muerto (caray, solo a nosotros se nos ocurre lo anterior, comer un muerto, su símbolo, vaya) y, claro, sin faltar un buen chocolate a un lado. ¿Qué es un buen chocolate caliente o un buen dulce en barra? Para Julio Cortázar, es una sensación de esperanza, una “felicidad anticipada”. El texto es: “mi conducta de lector, tanto en mi juventud como en la actualidad, es profundamente humilde. Es decir, te va a parecer quizá ingenuo y tonto, pero cuando yo abro un libro lo abro como puedo abrir un paquete de chocolate, o entrar en el cine, o llegar por primera vez a la cama de una mujer que deseo; es decir, es una sensación de esperanza, de felicidad anticipada, de que todo va a ser bello, de que todo va a ser hermoso”. Vea usted la ecuación: la lectura es como un chocolate, como ir al cine, como hacer el amor con la mujer adorada, lo cual, al final, se convierte en eso llamado belleza. 

Gracias por atender estas letras, lectores como usted y como don Gerardo Blanco Guerra; desde Panamá, don Javier Salinas; desde algún lugar del océano, el escritor y marinero, Phillipe Lowell; el chef Juan Ramón Cárdenas; el empresario don Alejandro Valdés… me han pedido abonar letras a una saga de textos donde he abordado alimentos que curan, alimentos que matan, brebajes, venenos, potajes, aceites. Sí, hasta el gran Marco Aurelio en sus “Meditaciones” lo deletrea. Vienen tres textos.

Jesus R. Cedillo

Escritor y periodista saltillense. Ha publicado en los principales diarios y revistas de México. Ganador de siete premios de periodismo cultural de la UAdeC en diversos géneros periodísticos.