![¿Pócimas y remedios mágicos? En la Biblia.](https://d2m1kqghccc19k.cloudfront.net/wp-content/uploads/2025/01/Jesu%CC%81s-R.-Cedillo-800x600.jpg)
La Biblia, si usted la lee en cualquier clave, es una maravilla: es decir, usted la puede leer y aplicar en clave poética, literaria, histórica; claro, de fe divina y ciega, en clave gastronómica, en clave milagrosa, etc. La Biblia, si se toma en su sentido literario e histórico, aporta múltiples datos, anécdotas, leyendas y referencias. Solo por hoy, abordaremos algunas de ellas.
La miel, por antonomasia, es el símbolo de la dulzura y se opone a la amargura de la hiel. La miel es el símbolo de la tierra fecunda y el paraíso a todos prometido. En la tradición órfica, la miel significa sabiduría. Las citas en la Biblia son bastantes. De hecho, debí de haber encabezado el título de esta columna precisamente con un verso, un parágrafo de la Biblia, específicamente de “El Cantar de los Cantares”. El título debió de haber sido el siguiente: “Miel destilan tus labios…”. Lea usted los versos completos, son los siguientes:
“Miel destilan tus labios, oh esposa.
Miel y leche debajo de tu lengua…
Entra en mi jardín,
hermana mía, esposa,
a coger de mi mirra y de mi bálsamo,
a comer de mi miel y de mi panal…”
Ya en la antigüedad, el mismísimo Virgilio (en “La Eneida”) designa a la miel como un “don celestial del rocío”. Para las siguientes colaboraciones, citaremos a varios autores con sus textos, donde hacen referencia a este placer de dioses.
Pero también, usted lo sabe, la miel cura. Cura heridas, da energía. La miel es siempre un símbolo de protección, de apaciguamiento, de dulzura, de seducción y, por supuesto, es fundamental en ritos o pócimas donde lo saludable se funde con la medicina.
Avanzamos: la miel es para los hindúes un principio de fecundidad, fuente de vida y de inmortalidad. Incluso, ligada esta a la misma palabra, la cual es don divino también. Se lee en el “Atharva Veda”, libro sagrado de varios que ellos manejan y leen con pasión: “Oh Asvin, derramad sobre mí el jugo / de la abeja, oh maestros del esplendor, / para que dirija yo a los hombres / fulgurante palabra”.
¡Caray, qué versos tan poderosos! La miel, la comida, el jugo, es quien funda la inteligencia, el verso, y engendra la palabra misma. Pero, vaya, “La colmena”, de la cual ya aquí le platiqué en textos pretéritos, es un gran abanico de posibilidades en todo tipo de temas, como lo debe de plantear un gran escritor en su obra. En un párrafo, Camilo José Cela escribe sobre varias bebidas excitantes, afrodisíacas, pues: “Los clientes beben. Los hombres, whisky; las mujeres, champán; las que han sido porteras hasta hace quince días, beben pippermint.
“— ¡Cómo me gusta esto, Pablo!
—Pues hínchate, Laurita, no tienes otra cosa qué hacer.
—Oye, ¿es verdad que esto excita?”
Termina la cita. Tema apasionante.