Estas semanas que han pasado en México han sido un escenario de tragedias pero también de ejemplo para el mundo
Este mes patrio, me siento increíblemente orgullosa de mi país, de su bondad, de su unión, de su organización, de su trabajo duro y de ese enorme corazón que a pesar de que ha sido lastimado una y otra vez gracias a que “el poder” se ha aprovechado de todas estas cualidades y cosas buenas, no se deja pisotear ante las verdaderas tragedias. La sociedad demostró que si los mexicanos nos unimos con el único objetivo de ayudar, grandes cosas suceden. El martes, eran más las personas civiles que ayudaban, tantas, que la Cruz Roja Mexicana pidió que no acudieran más voluntarios ya que estaban excedidos por ellos. ¿En cuál lugar ha pasado esto antes? Esto me da esperanza, me da un ejemplo de que cuando los mexicanos nos solidarizamos y nos unimos por una causa podemos lograr lo que queramos, recordemos este momento por favor, esta vez debemos tener memoria, grabarlo y tatuarlo en nosotros: los mexicanos organizados, sin apatía y con voluntad pueden generar grandes cambios.
¡Sigamos ayudando! México nos necesita y nosotros necesitamos de este México que tan enterrado estaba bajo los escombros y que pareciera que hoy revive, que junto con su país tiembla pero tiembla de amor, de trabajo, de rescate y de ayuda. Que la adrenalina del momento no sea el único motivo que nos impulse a ayudar mas bien, una vez levantados los escombros y superando esta tragedia como lo hemos hecho anteriormente, no nos olvidemos de unirnos a una de las tantas causas que necesitan de nosotros, en México, siempre hay necesidad, en sus hospitales, en sus niños, en sus calles, en sus sierras, hagamos de esto un hermoso hábito. Invoquemos como grito de batalla la estrofa de nuestro himno Nacional “y retiemble en sus centros la tierra al sonoro rugir del cañón” para rescatar, desenterrar y salvar todo lo que queda de nuestro querido país, tal y como lo hemos hecho estos días.