Crear rutinas y mantener una buena comunicación ayudarán a los niños durante el proceso de adaptación a secundaria.
Para que los adolescentes alcancen la autonomía en sus tareas escolares y en el hogar durante su etapa secundaria es necesario crear rutinas desde que empiezan a asistir a la escuela.
“Conforme es más grande tenemos que darle pequeñas responsabilidades para lograr la autonomía en la parte de la secundaria”, expresó la psicopedagoga Priscila Medina Regalado, experta en psicología infantil y fundadora de Nipaf.
Los padres comienzan a trabajar sobre rutinas desde que sus hijos son bebés, es decir, les recuerdan cuáles son las actividades a llevar a cabo durante el día y el orden para hacerlas. Durante la etapa preescolar, requieren ayuda en cada una de ellas.
“Entre más pequeño es el niño, más requiere de mamá. Conforme va creciendo es importante que se le den menos instrucciones, pero que el niño ya sepa qué es lo que sigue”, indicó la experta.
Mientras crecen, los padres pueden delegar más tareas. En la medida que las cumplan se puede incrementar la complejidad de sus responsabilidades. Si bien cada menor es diferente, para quinto año el niño podrá ser autónomo con algunas de ellas.
“Yo ya le puedo encargar a mi hijo que ponga el despertador, se ponga el uniforme, limpie su mochila. De tal manera que al día siguiente en la mañana se levante solo a desayunar”, afirmó Medina Regalado.
Además, es importante responsabilizar al niño. Así, él será consciente de las consecuencias de sus actos. Por ejemplo, si el menor no realiza una tarea deberá responder ante sus maestros, explicar por qué no la hizo y qué puede hacer para recuperarse.
A través de las rutinas, los niños serán capaces de organizar sus actividades y tiempos, y determinarán cuándo requieren asistencia adulta. Sin embargo, los padres deben ser pacientes y tolerantes ante el proceso de desarrollo del menor.
Es normal que cometan errores, pues están asumiendo nuevas responsabilidades y competencias. También es esencial mantenerlos motivados, para ello es necesario reconocer sus éxitos.
“Una vez que nuestro hijo va teniendo logros, va avanzando en cuanto a lo académico o cuestiones que se le dificultaban es importante reconocerlo, motivarle, no solo decirle los aspectos negativos.
“A veces es bien fácil decir: ‘no haces todo esto’ y le sacamos una lista. Es más importante lo qué sí hace porque eso es una manera de motivarlo”, añadió la experta.
Los dispositivos electrónicos, sean tablet, celular, videojuegos o computadora, pueden afectar en las cuestiones académicas y emocionales de los niños. Por ello, los padres deben regular el tiempo frente a la tecnología.
“Es importante que estos períodos de tiempo que el niño pasa frente a una pantalla estén regulados, estén dentro de lo controlado por nosotros.
“Nosotros decimos cuánto tiempo va a pasar al dispositivo, qué aspectos tiene permitidos y cuáles no y cómo lo va a estar manejando”, enfatizó Medina Regalado.
Además, mantener una comunicación adecuada con los niños les ayudará a enfrentarse a los retos académicos y personales de esta nueva etapa. Construirla es un trabajo diario y requiere estar cerca emocionalmente.
“Es darle prioridad a qué siente y no qué le encargaron de tarea. Preguntar por sus mejores amigos, iniciar una conversación respecto a lo que para el niño es más importante pues la cuestión emocional es la que rige la función intelectual”, añadió.
La comunicación recíproca formará una base emocional adecuada para crear una buena base intelectual, pues el niño se sentirá escuchado y comprendido.