Existen muchas formas de vivir, cada uno va eligiendo la que mejor se adecúa a su entorno; sin embargo, el vivir de prisa, con estrés, con cargas excesivas de trabajo y queriendo abarcar muchas tareas al mismo tiempo, es algo que se ve hoy en día.
La productividad se está midiendo al tener una agenda llena y saturada y cumplirla al pie de la letra, con esto se están presentando varios problemas de salud y con ellos las ganas de buscar alternativas para sentirnos mejor.
“El movimiento ‘slow living’ surgió en los años 80 y consiste en una filosofía de vida basada en el modo de vivir prestando atención plena al momento presente, enfocando los sentidos en lo que se está haciendo o contemplando en ese preciso instante, tratando así de disfrutar de cada momento y dedicarle a cada tarea el tiempo que sea necesario para hacerla bien”.
Es una ideología donde se le da a cada quien su espacio y se reserva un horario para cada actividad sin combinar o alternar funciones, enfocándose siempre en las prioridades de vida.
Seguir el slow living significa vivir con calma, disfrutar de las cosas buenas y prestarles la atención que realmente merecen. También se promueve la vida sana, la sostenibilidad y cuidar de las relaciones sociales.
Tratar de ser conscientes del momento presente y hacer las tareas más despacio y bien realizadas.
Para comenzar, es necesario hacer una lista de prioridades y por un tiempo eliminar las que no son tan imprescindibles e ir añadiendo a nuestros días las siguientes actividades:
- Disfrutar de la naturaleza y del aire libre.
- Dedicarle a nuestros seres queridos el tiempo suficiente y con calma.
- Practicar yoga o una actividad que nos incite a reflexionar.
- Disminuir el tiempo en las pantallas.
- Tratar de utilizar la tecnología solamente cuando nos facilite ciertas cosas.
- Establecer un tiempo limitado para las redes sociales.
- Evitar el consumismo, deshacerse de lo que no necesitemos y pensar bien antes de comprar algo.
- Poner en práctica el ‘slow food’, comiendo con calma y saboreando cada bocado.
- Tratar de preparar nuestra comida, con productos frescos, y enfocarnos en la cocción sin distracciones.
- Poner en orden nuestra casa y nuestro lugar de trabajo.
- Planificar las tareas del día a día.
- Evitar la multitarea.
No es necesario cambiar drásticamente la forma en la que vivimos, sin embargo podemos empezar a ponerlo en práctica en algunos momentos del día o los fines de semana.
¿Te late esta práctica?