El ir y venir del día a día consume nuestra energía, pues nos saturamos de trabajo, eventos y cosas por cumplir. Tenemos muchos roles que seguir, obligaciones y ocupaciones que nos producen estrés; además de lidiar y enfrentar las situaciones que no están en nuestras manos: enfermedades, problemas familiares, pérdidas, duelos, etc.
Es muy común que esto nos haga sentir cansados, sofocados, estancados y débiles, con falta de vitalidad para vivir en paz y en plenitud.
La vitalidad “es un caudal que moviliza nuestras vidas, es constancia, movimiento, es la fuerza de la perseverancia; con ella nos sentimos seguros e íntegros. Tenemos interés por la vida: maduramos, experimentamos posibilidades de crecimiento y catalizamos nuestros objetivos y sueños”.
En psicología, se recomienda que, para recuperar la vitalidad, se generen nuevas conexiones neuronales para así evitar la rigidez y las limitaciones:
1.- Prueba con lo nuevo: vivimos en un universo de infinitas posibilidades, pero pensamos que nuestras ideas, valores y creencias son las únicas válidas. Así que el primer punto es estar abiertos, cuestionar nuestro propio funcionamiento y estar dispuestos a experimentar nuevos modos.
2.- Muévete de muchas formas: el cerebro se organiza a través del movimiento, y cuando introducimos nuevos patrones, se generan conexiones neuronales que fomentan un movimiento mucho más libre, sin tensiones y con mayor claridad de pensamiento.
3.- Date cuenta: en este mundo de “lo quiero ya y lo quiero ahora”, es muy difícil que emerja la conciencia porque estamos en modo rápido y con el piloto automático puesto. Para dar espacio al “darnos cuenta”, es importante la pausa. Es en ella cuando tu cerebro empieza a saber qué le conecta y qué le desconecta, apreciando los cambios y las sutiles diferencias
4.- Apasiónate: cuando tienes una vida que no te llena, buscas estímulos externos para ese vacío. Es importante analizar qué contenido tiene nuestra vida, las actividades que hacemos y las personas con quienes nos relacionamos, y detenernos a reflexionar sobre cuáles nos aportan y cuáles nos restan o nos dejan con la energía por los suelos. Habrá cosas que nos drenen y que no podamos evitar, pero si dedicamos un tiempo a algo o a alguien que nos aporte, nuestra vida será más nutritiva.
5.- Metas alcanzables: fijarse metas es importante para lograr lo que deseamos en la vida, pero la manera en que las perseguimos puede convertirse en un impedimento. La forma propicia para mantener la vitalidad a la hora de trabajar por un objetivo es adoptar una actitud abierta, flexible y lúdica, aceptar los errores y dejar espacio para que las cosas sucedan.
¡No permitas que se pierda tu vitalidad, pues es el combustible para la vida diaria!